10 de Febrero
Santa Escolástica de Nursia
San Gregorio
Magno
Diálogos,
II, 33
Oficio, II
Escolástica, dedicada desde su infancia al Señor todopoderoso, solía visitar a su hermano Benito una vez al año. Y el varón de Dios solía encontrarse con ella fuera de las puertas del convento, en las posesiones del monasterio.
Cierto día fue a verle Escolástica, como de costumbre, y su venerable hermano bajó a verla con algunos discípulos. Pasaron el día entero entonando las alabanzas de Dios, y entretenidos en santas conversaciones. Y al anochecer, cenaron juntos.
Con el interés de la conversación se hizo tarde, y entonces Escolástica mujer le dijo: "Te ruego que no me dejes esta noche, y que sigamos hablando de las delicias del cielo hasta mañana". Benito respondió: "¿Qué es lo que dices, hermana? No me está permitido permanecer fuera del convento".
Aquella santa mujer, al oír la negativa de su hermano, cruzó sus manos, las puso sobre la mesa y, apoyando en ellas la cabeza, oró al Dios todopoderoso. Al levantar la cabeza, comenzó a relampaguear, tronar y diluviar, de tal modo que ni Benito ni los hermanos que le acompañaban pudieron salir de aquel lugar.
Comenzó entonces el varón de Dios a lamentarse y entristecerse, diciendo: "Que Dios te perdone, hermana. ¿Qué es lo que acabas de hacer?". Ella respondió ella: "Te lo pedí, y no quisiste escucharme. Pero rogué a mi Dios, y me escuchó. Ahora sal, si puedes, despídeme y vuelve al monasterio".
Benito, que no había querido quedarse voluntariamente, no tuvo más remedio que quedarse allí. Así pudieron pasar toda la noche en vela, en santas conversaciones sobre la vida espiritual, quedando cada uno gozoso de las palabras que escuchaba a su hermano.
No es de extrañar que al final fuese la mujer más poderosa que el varón, ya que, como dice Juan, "Dios es amor", y por eso pudo más, porque amó más.
A los tres días, Benito, mirando al cielo, vio cómo el alma de su hermana salía de su cuerpo en figura de paloma y penetraba en el cielo. Congratulándose de su gran gloria, dio gracias al Dios todopoderoso con himnos y cánticos, y envió a unos hermanos a que trajeran su cuerpo al monasterio y lo depositaran en el sepulcro que había preparado para sí.
Esto es lo que ocurrió a aquellas dos almas, siempre unidas en Dios: que nacieron juntos, y que tampoco vieron sus cuerpos separados ni siquiera en la sepultura.
Act:
10/02/25
@tiempo
ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A