25 de Octubre

Sábado XXIX Ordinario

Tomás de Kempis
Imitación de Cristo, III, 3

Oficio, II

         Escucha, hijo mío, mis palabras suavísimas, que trascienden toda la ciencia de los filósofos y letrados de este mundo. Mis palabras son espíritu y son vida, y no se pueden ponderar partiendo del criterio humano, ni usar con miras a satisfacer la vana complacencia. Han de oírse en silencio, y recibirse con humildad y gran afecto del corazón.

         Yo instruí a los profetas desde antiguo, y no ceso de hablar a todos hasta hoy. No obstante, muchos se hacen sordos a mi palabra, y se endurecen en su corazón.

         Los más oyen de mejor grado al mundo que a mí, y más fácilmente siguen las apetencias de la carne que el beneplácito divino. El mundo ofrece cosas temporales y efímeras, pero la gente le sirve con ardor. Yo prometo lo sumo y eterno, y los corazones de los hombres languidecen por inercia. ¿Quién me sirve y obedece a mí, con tanto empeño y diligencia, como se sirve al mundo y a sus dueños?

         Sonrójate, pues, siervo indolente y quejumbroso, que los mundanos sean más solícitos para la perdición que tú para la vida. Más se gozan ellos en la vanidad que tú en la verdad. Por supuesto, sus esperanzas quedan fallidas.

         Mi promesa a nadie engaña y a nadie deja frustrado. Yo daré lo que tengo prometido, y lo que he dicho lo cumpliré. Lo haré a condición de que mi siervo se mantenga fiel hasta el fin. Yo soy el Remunerador de todos los buenos, así como el fuerte que somete a prueba a todos los que llevan una vida de intimidad conmigo.

         Graba mis palabras en tu corazón, y medítalas una y otra vez con diligencia, porque tendrás gran necesidad de ellas en el momento de la tentación. Lo que no entiendas cuando leas, lo comprenderás el día de mi visita.

         De dos medios suelo usar para visitar a mis elegidos: la tentación y la consolación. Dos lecciones doy yo todos los días: una consiste en reprender sus vicios, otra en exhortarles a progresar en la adquisición de las virtudes. El que me rechaza, y no acepta mis palabras, tiene quien lo juzgue en el último día.

 Act: 25/10/25     @tiempo ordinario         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A