17 de Octubre
Viernes XXVIII Ordinario
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Proféticos
Jeremías 7, 1-20
Oficio, I
Palabra del Señor que recibió Jeremías: "Ponte a la puerta del templo, y grita allí esta palabra: ¡Escucha, Judá, la palabra del Señor, los que entráis por esas puertas para adorar al Señor!". Así dice el Señor de los ejércitos, Dios de Israel:
"Enmendad vuestra conducta y vuestras acciones, y habitaré con vosotros en este lugar. No os creáis seguros con palabras engañosas, repitiendo: Es el templo del Señor, el templo del Señor, el templo del Señor. Si enmendáis vuestra conducta y vuestras acciones, si juzgáis rectamente entre un hombre y su prójimo, si no explotáis al forastero, al huérfano y a la viuda, si no derramáis sangre inocente en este lugar, si no seguís a dioses extranjeros para vuestro mal, entonces habitaré con vosotros en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres, desde hace tanto tiempo y para siempre. Mirad, vosotros os fiáis de palabras engañosas que no sirven de nada. ¿De modo que robáis, matáis, adulteráis, juráis en falso, quemáis incienso a Baal, seguís a dioses extranjeros y desconocidos, y después entráis a presentaros ante mí en este templo, que lleva mi nombre, y decís estamos salvos, y seguís cometiendo abominaciones? ¿Creéis que es una cueva de bandidos este templo que lleva mi nombre? Atención, que yo lo he visto. Andad, id a mi templo de Siló, donde hice habitar mi nombre en otro tiempo, y mirad lo que hice con él, por la maldad de Israel. Ya que habéis cometido tales acciones, y os hablé sin cesar y no me escuchasteis, y os llamé y no me respondisteis, por eso haré con el templo que lleva mi nombre, y en el que confiáis, lo mismo que hice con Silo. Os arrojaré de mi presencia, como arrojé a vuestros hermanos, la estirpe de Efraín. Y tú no intercedas por este pueblo, ni supliques a gritos por ellos, ni me reces, que no te escucharé. ¿No ves lo que hacen en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén? Los hijos recogen leña, los padres encienden lumbre, las mujeres preparan la masa para hacer tortas en honor de la reina del cielo, y para irritarme hacen libaciones a dioses extranjeros. ¿Es a mí a quien irritan, o más bien a sí mismos, para su confusión? Por eso mi ira y cólera se derramarán sobre ese lugar, sobre hombres y ganados, sobre el árbol silvestre, sobre el fruto del suelo, y arderán sin apagarse".
Act:
17/10/25
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ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A