7 de Octubre
Martes XXVII Ordinario
Libros
Históricos
Libro II de Reyes 18, 17-36
Oficio, I
Desde Laquis, el rey de Asiria despachó al general en jefe, al prefecto de eunucos y al copero mayor, para que fueran con un fuerte destacamento a Jerusalén, al rey Ezequías.
Fueron, y cuando llegaron a Jerusalén se detuvieron ante el canal de la Alberca de Arriba, que queda junto a la calzada del Campo del Batanero. Llamaron al rey, y salieron a recibirlos Eliacín (mayordomo de palacio), Sobná (el secretario) y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf.
El copero mayor les dijo: "Decid a Ezequías: Así dice el emperador, el rey de Asiria: ¿En qué fundas tu confianza? Tú piensas que la estrategia y la valentía militares son cuestión de palabras. ¿En quién confías para rebelarte contra mí? ¿Te fías de ese bastón de caña quebrada que es Egipto? Al que se apoya en él, se le clava en la mano y se la atraviesa, pues eso es el faraón para los que confían en él. Si me replicas yo confío en el Señor, nuestro dios, ¿no es el dios cuyas ermitas y altares ha suprimido Ezequías, exigiendo a Judá y a Jerusalén que se postren ante ese altar en Jerusalén? Por tanto, haz una apuesta con mi señor, el rey de Asiria, y te daré dos mil caballos, si es que tienes quien los monte. ¿Cómo te atreves a desairar a uno de los últimos siervos de mi señor, confiando en que Egipto te proporcionará carros y jinetes? ¿Te crees que he subido a arrasar esta ciudad sin consultar con el Señor? Fue el Señor quien me dijo que subiera a devastar este país".
Eliacín, Sobná y Yoaj dijeron al copero mayor: "Por favor, háblanos en arameo, que lo entendemos. No nos hables en hebreo ante la gente que está en las murallas".
El copero les replicó: "¿Crees que mi señor me ha enviado para que os comunique a ti y a tu señor este mensaje? También es para los hombres que están en la muralla, y que con vosotros habrán de comer sus excrementos y beber su orina".
E irguiéndose, gritó a voz en cuello, en hebreo: "¡Escuchad la palabra del emperador, rey de Asiria! Así dice el rey: Que no os engañe Ezequías, porque no podrá libraros de mi mano. Que Ezequías no os haga confiar en el Señor, diciendo: El Señor nos librará y no entregará esta ciudad al rey de Asiria. No hagáis caso de Ezequías, porque esto dice el rey de Asiria: Rendíos y haced la paz conmigo, y cada uno comerá de su viña y su higuera, y beberá de su pozo, hasta que llegue yo para llevaros a una tierra como la vuestra, tierra de trigo y mosto, tierra de pan y viñedos, tierra de aceite y miel, para que viváis y no muráis. No hagáis caso a Ezequías, que os engaña diciendo el Señor nos librará. ¿Acaso los dioses de las naciones libraron sus países de la mano del rey de Asiria? ¿Dónde están los dioses de Jamat y Arpad, los dioses de Sefarvain, Hená y Avá? ¿Han librado a Samaria de mi poder? ¿Qué dios de esos países ha podido librar sus territorios de mi mano? ¿Y va a librar el Señor a Jerusalén de mi mano?".
Todos callaron y no respondieron palabra, pues tenían consigna del rey de no responder.
Act:
07/10/25
@tiempo
ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A