8 de Octubre

Miércoles XXVII Ordinario

Libros Proféticos
Libro II de Reyes 18,37-19,19.35-37

Oficio, I

         Eliacín, mayordomo de palacio, el secretario Sobná, y el heraldo Yoaj, hijo de Asaf, se presentaron al rey con las vestiduras rasgadas, y le comunicaron las palabras del copero mayor.

         Cuando el rey Ezequías lo oyó, se rasgó las vestiduras, se vistió de sayal y fue al templo. Allí despachó a Eliacín, a Sobná y a los sacerdotes más ancianos, vestidos de sayal, para que fueran a decirle al profeta Isaías, hijo de Amós: "Hoy es un día de angustia, de castigo y de vergüenza. Los hijos llegan al parto y no hay fuerza para darlos a luz. Ojalá oiga el Señor, tu Dios, las palabras del copero mayor, a quien el rey de Asiria ha enviado para ultrajar al Dios vivo, y castigue las palabras que el Señor tu Dios ha oído. ¡Reza por el resto que todavía subsiste!".

         Los ministros del rey Ezequías se presentaron a Isaías, y éste les dijo: "Decid a vuestro señor: No te asustes por esas palabras que has oído, ni por las blasfemias de los criados del rey de Asiria. Yo mismo le meteré un espíritu, y cuando oiga cierta noticia se volverá a su país, y allí le haré morir a espada".

         El copero mayor regresó y encontró al rey de Asiria (Senaquerib) combatiendo contra Alba, pues había oído que se había retirado de Laquis al recibir la noticia de que Tarjaca, rey de Etiopía, había salido para luchar con él.

         Senaquerib envió de nuevo mensajeros a Ezequías, para decirle: "Que no te engañe tu Dios, en quien confías, pensando que Jerusalén no caerá en mis manos. Tú mismo has oído cómo los reyes de Asiria hemos exterminado a todos los países, ¿y tú te vas a librar? ¿Los salvaron a ellos los dioses de los pueblos que destruyeron mis predecesores: Gozán, Jarán, Resef, y los adanitas de Telasar? ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Sefarvain, de Hená y de Avá?".

         Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Después subió al templo, la desplegó ante el Señor y oró diciendo: "Señor, Dios de Israel, sentado sobre querubines, tú sólo eres el Dios de todos los reinos del mundo. Tú hiciste el cielo y la tierra. Inclina tu oído, Señor, y escucha. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo. Es verdad, Señor: los reyes de Asiria han asolado todos los países y su territorio, han quemado todos sus dioses (que no son dioses, sino hechura de manos humanas, leño y piedra) y los han destruido. Ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú sólo, Señor, eres Dios".

         Aquella misma noche salió el ángel del Señor e hirió en el campamento asirio a 185.000 hombres. Por la mañana, al despertar, los encontraron ya cadáveres. Senaquerib, rey de Asiria, levantó el campamento, se volvió a Nínive y se quedó allí. Más adelante, un día, mientras estaba postrado en el templo de su dios Nisroc, Adramelec y Sareser lo asesinaron, y escaparon al territorio de Ararat. Su hijo Asaradón le sucedió en el trono.

 Act: 08/10/25     @tiempo ordinario         E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A