4 de Octubre
Sábado XXVI Ordinario
Libros
Históricos
Libro II de Reyes 20, 1-19
Oficio, I
En aquellos días, el rey Ezequías cayó enfermo de muerte. Vino a visitarlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: "Esto dice el Señor: Haz testamento, porque vas a morir sin remedio".
Entonces Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor diciendo: "Señor, acuérdate que he caminado en tu presencia con corazón sincero y leal, y que he hecho lo que te agrada". Y lloró con largo llanto.
No había cruzado Isaías al atrio mediano, cuando le vino la palabra del Señor que decía: "Ve y dile a Ezequías: He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Yo te curaré, y pasado mañana subirás al templo del Señor. Añadiré quince años a tus días, te libraré de las manos del rey de Asiria, y a ti y a esta ciudad os protegeré, por mí y por mi siervo David".
Isaías ordenó a Ezequías: "Coge un emplasto de higos, y que lo apliquen en la herida. Así curarás". Ezequías le preguntó: "¿Cuál es la señal de que el Señor me va a curar, y dentro de tres días podré subir al templo?". Isaías respondió: "Esta es la señal de que el Señor cumplirá la palabra dada. ¿Quieres que la sombra adelante diez grados o que atrase diez?". Ezequías comentó: "Es fácil que la sombra adelante diez grados, pero ¿que atrase diez?".
El profeta Isaías clamó al Señor, y el Señor hizo que la sombra atrasase diez grados en el reloj de Acaz.
En aquel tiempo, Merodac Baladán, hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y regalos al rey Ezequías, cuando se enteró de que se había restablecido de su enfermedad. Ezequías se alegró y enseñó a los mensajeros su tesoro (la plata, el oro, los bálsamos y ungüentos, toda la vajilla y cuanto había en sus depósitos). No quedó nada en su palacio, o en sus dominios, que Ezequías no les enseñase.
El profeta Isaías se presentó al rey Ezequías y le dijo: "¿Qué ha dicho esa gente, y de dónde vienen a visitarte?". Ezequías contestó: "Han venido de un país lejano, de Babilonia". Isaías preguntó: "¿Qué han visto en tu casa?". Ezequías dijo: "Todo. No he dejado nada de mis tesoros sin enseñárselo".
Entonces Isaías le dijo: "Mira, llegarán días en que se llevarán a Babilonia todo lo que hay en tu palacio, cuanto han visto y cuanto atesoraron tus abuelos hasta hoy. No quedará nada, y a los hijos que salieron de ti, y que tú engendraste, se los llevarán también a Babilonia, para que sirvan como palaciegos del rey".
Ezequías contestó: "Es favorable la palabra del Señor que has pronunciado", pues se dijo: "Mientras yo viva, habrá paz y seguridad".
Act:
04/10/25
@tiempo
ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A