11 de Noviembre
Martes XXXII Ordinario
Libros Proféticos
Ezequiel 8, 1-6.16-9,11
Oficio, I
El año 6, el día 5 del mes 6, estando yo sentado en mi casa, y los concejales de Judá sentados frente a mí, bajó sobre mí la mano del Señor. Vi una figura que parecía un hombre. De la cintura para abajo parecía fuego, y de la cintura para arriba parecía un resplandor, como el brillo como de electro. Alargando una forma de mano, me agarró por la melena.
El espíritu me levantó en vilo y me llevó en éxtasis entre el cielo y la tierra a Jerusalén, junto a la puerta septentrional del atrio interior, donde estaba la estatua rival. Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la había contemplado en la llanura. Me dijo: "Hijo de Adán, dirige la vista hacia el norte".
Dirigí la vista hacia el norte, y vi al norte de la puerta del altar la estatua rival, la que está a la entrada. Él añadió: "Hijo de Adán, ¿no ves lo que están haciendo? Graves abominaciones comete aquí la casa de Israel para que me aleje de mi santuario. Pero aún verás abominaciones mayores".
Después me llevó al atrio interior de la casa del Señor. A la entrada del templo del Señor, entre el atrio y el altar, había unos veinticinco hombres, de espaldas al templo y mirando hacia el oriente. Estaban adorando al sol. Me dijo: "¿No ves, hijo de Adán? ¿Le parecen poco a la casa de Judá las abominaciones que aquí cometen, colmando el país de violencias, indignándome más y más? ¡Ahí los tienes, despachando esbirros para enfurecerme! Pues bien, también yo actuaré con cólera, y no me apiadaré ni perdonaré. Me invocarán a voz en grito, pero no los escucharé".
Le oí entonces llamar a alguien en voz alta, diciendo: "Acercaos, verdugos de la ciudad, empuñando cada uno su arma mortal". Entonces aparecieron seis hombres por el camino de la puerta de arriba, la que da al norte, empuñando mazas. En medio de ellos iba un hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura. Al llegar, se detuvieron junto al altar de bronce.
La gloria del Dios de Israel se había levantado del querubín en que se apoyaba, yendo a ponerse en el umbral del templo. El Señor llamó al hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, y le dijo: "Recorre la ciudad, atraviesa Jerusalén y marca en la frente a los que se lamentan afligidos por las abominaciones que en ella se cometen".
A los otros, el Señor les dijo en mi presencia: "Recorred la ciudad detrás de él, hiriendo sin compasión y sin piedad. A viejos, mozos y muchachas, a niños y mujeres, matadlos y acabad con ellos, mas a ninguno de los marcados lo toquéis. Empezad por mi santuario". Y empezaron por los ancianos que estaban frente al templo. Luego les dijo: "Profanad el templo, llenando sus atrios de cadáveres, y salid a matar por la ciudad". Sólo yo quedé con vida.
Mientras ellos mataban, caí rostro en tierra y grité: "¡Ay Señor! ¿Vas a exterminar al resto de Israel, derramando tu cólera sobre Jerusalén?". Me respondió: "Grande, muy grande es el delito de la casa de Israel y de Judá. El país está lleno de crímenes; la ciudad está colmada de injusticias, y dicen: No lo ve el Señor. Pues bien, tampoco yo me apiadaré ni perdonaré, y daré a cada uno su merecido".
Entonces, el hombre vestido de lino, con los avíos de escribano a la cintura, informó al Señor diciendo: "He cumplido lo que me ordenaste".
Act:
11/11/25
@tiempo
ordinario
E D I T O R I
A L
M
E
R C A B A
M U R C I A
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