Aburrimiento y Videojuego


Jóvenes de hoy, sin saber qué hacer, y sumergidos en mundos ficticios

Querétaro, 22 septiembre 2025
Julio Hubard, periodista de Observador

         Al principio puede ser fascinante un nuevo videojuego, o andar de metiche en las redes sociales, o… Pero dicha diversión y entretenimiento incuba algo que no es tan fascinante: vivir de los sueños, alejados de la realidad. Es decir, que cuando uno cree ser feliz matando el tiempo libre, al final el tiempo libre acaba matando a esa persona.

         En el fondo, bajo el tedio y aburrimiento subyace una realidad más profunda: qué soy yo, o qué quiero ser. Es decir, por qué no me planteo quién soy yo, o qué es lo que quiero ser.

         Heidegger dedica muchas y pesadas páginas a este tema, y al final viene a coincidir con lo que ya decía Pascal: que nada es tan insoportable para el hombre como el completo reposo.

         De no saber encarar este tema, matar el tiempo libre acabará matando a una persona, porque "le hará sumergirse en un mundo de abandono, insuficiencia, dependencia, impotencia y vacío", e inmediatamente ese mundo "sumergirá a esa persona en el aburrimiento, la tristeza, el despecho y la desesperación" (Pascal, Pensamientos, 131). En muchos casos, como vemos hoy en día, hasta podría sumergirle en el suicidio.

         Hoy en día, el tedio lleva a las personas a coger en la mano algún aparato que les pueble las horas con tarugada y media compañía, y viceversa. Al principio puede ser fascinante un nuevo videojuego, o una nueva red social, pero al final dejará la resaca de no hacer lo que teníamos que estar haciendo, y haber perdido el tiempo y el impás de la vida.

         En 1848 Marx y Engels vieron con entusiasmo un fantasma que recorría Europa (al que llamaron comunismo), y se pusieron a soñar con él alegremente. Por esas fechas, un poeta borrachín atestiguó también haber visto un gran espectro, pero sin tanto entusiasmo y con mucho más realismo. Charles Baudelaire vio a ese fantasma sin sus máscaras y afeites, y acertó cuando dijo que era "más feo, más ruin e inmundo que las fieras".

         Baudelaire puso nombre a ese fantasma o monstruo que recorría Europa, y no lo llamó comunismo sino Tedio. Este monstruo recorrió tiempos y geografías, se hizo ubicuo y ahora vive en eterno insomnio en las redes sociales y en los celulares, sostenido voluntariamente por nuestras propias manos.

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 Act: 22/09/25         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A