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Al final, Dios estará ahí
Córdoba,
23 agosto 2021 En este mundo absurdo y terrible que nos ha tocado vivir, en que uno no ve salida por ningún lado y se siente desesperado y angustiado, lo normal es perder la esperanza. En efecto, las personas viven abrumadas por la sobrecarga de trabajo o por la falta de él, por su situación familiar o por el entorno que les rodea, ante el deterioro de su país o cuando ven que eso ocurre en el resto de países. Y es entonces cuando llega el desánimo y la ansiedad, y finalmente se pierde la esperanza. Porque ¿cómo o quién va a cambiar esto? Pues bien, si eso te ocurre a ti, y todavía sigues buscando alguna luz, sea por donde sea, te invito a que hagas una cosa: levanta la vista, y verás que el poder de Dios está muy por encima de este minúsculo mundo, de las personas y de las circunstancias. Y si profundizas en él, encontrarás algo mucho mayor que esa luz que estabas buscando. Encontrarás al Ser Supremo de la Creación, que está en el final de la vida pero que quiere vivir ya dentro de ti, para hacerte ver la vida presente de una manera nueva. Eso sí, siguiendo su camino, o por lo menos llevándolo a tu lado. Tras esa experiencia sabrás que estás haciendo lo adecuado, que es posible poner las cosas en marcha, y vivir los devenires con la más absoluta paz. También podrás dirigirte cara a cara a él y decirle: "Señor, por mi parte no queda nada por hacer, lo dejo ya todo en tus manos". Las amarguras no te alcanzarán, y haciendo lo correcto podrás enfrentarte al mundo, diciendo: "Yo no soy el culpable de lo que vosotros habéis generado. No obstante, me esforzaré por solventarlas". Y por si fuera poco, tendrás a tu lado a Dios, y su verdad y libertad indestructibles te harán una persona nueva. Si de verdad te pones en sus manos, él no te dejará tirado, y te ayudará en todas tus cosas, porque él ya las ha puesto en las suyas. Eso sí, no olvidemos poner todo lo que esté de nuestra parte, porque Dios nos pedirá que seamos nosotros los que llevemos esa esperanza a la humanidad. .
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