Alocamiento y Frenesí
Querétaro,
15 septiembre 2025 Pocos libros me han dado tanta paz como Alabanza de la Lentitud del italiano Maffei, en que el médico toscano plantea "la lentitud como un problema del pensamiento y del camino a recorrer". Frente a la carrera a ningún lugar en la que se ve envuelto el hombre del s. XXI, a muchos de nosotros, como a Maffei, nos gustaría recorrer el tiempo en sentido inverso, huyendo de una cultura de rapidez vacía y regresando a una vida pausada y fértil, en que cada uno sacaba su silla a la calle y se disponía a tardear. Entiendo que vivimos en un cambio de época, mas ¿significa eso echar por la borda la "sabía virtud de conocer el tiempo", que reclamaba el poeta Leduc? ¿O habrá que comenzar a valorar la paciencia, que pasa por ser la virtud propia del desarrollo del cerebro humano? Así lo aclara Maffei: "Para construir el cerebro humano, la evolución eligió la técnica de la lentitud. En cambio, para los restantes animales eligió la rapidez". Una de las denuncias que ofrece en dicho libro Maffei, sobre la cultura de la rapidez, es la estrategia comercial que obliga al ser humano a volverse una máquina irracional de productividad. ¿Por qué estrategia? Por esto mismo: porque elimina el pensamiento, y con él la piedad. Un ritmo voraz del tiempo elimina la creatividad, la prolongada conversación con las personas y el propio legado cultural, así como esa maravillosa condición en la que se descubre el valor de las cosas y del otro. Si se pierde este ritmo de vida, no sólo rezar será "perder el tiempo", sino también pasear por la montaña, compartir con los demás una experiencia o sentarse a observar las estrellas. El toscano Maffei terminaba su libro citando a su paisano Dante Aligheri: "Cuando cesó en sus pies esa premura, que a la humana conducta así desdora, mi mente se sintió ya más segura, y al punto casi soñadora". Que nuestro ritmo de vida sea un poco más calmado y sabio, para saber captar las verdaderas virtudes del tiempo. .
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