Biblia e Inmoralidad


La Biblia, referente mundial para millones de personas de todo el mundo

Querétaro, 10 marzo 2025
Jaime Septién, periodista de Observatorio

         El periodista Sergio Sarmiento prohíbe la Biblia a sus hijos, dice que se desconocen sus autores, confunde la Biblia con un texto piadoso lleno de cuentos, se escandaliza por la desnudez de Adán y Eva en el paraíso... y acaba diciendo que leyó la Biblia engañado. Para colmo, alude a las inmoralidades de la Biblia para tapar las inmoralidades que sí pueden encontrarse en el Aura de Carlos Fuentes o Doce Cuentos Peregrinos de García Márquez.

         Vamos por partes, empezando por lo del autor anónimo. Para los judíos, protestantes, ortodoxos y católicos, el autor principal de la Biblia es Dios. Si don Sergio no lo cree así, es asunto suyo, aunque sí que denota cierta falta de cultura, porque no haber oído hablar de Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, Malaquías, Mateo, Marcos, Juan, Pablo... no proviene de una falta de fe, sino de cultura general.

         Respecto a las escenas de violencia o agresión sexual que cita Sarmiento de la Biblia (que las hay, como muchas otras de la vida misma y de su historia), lo que hace la Biblia no es alabarlas o incitar a su imitación, sino a todo lo contrario. Es decir, mostrar que las guerras (hebreo-filisteas), complots (la viña de Nabot) o adulterios (de Betsabé a Urías) son contrarios a la ley de Dios, y como tal no han de quedar sin arrepentimiento, penitencia y enmienda.

         La Biblia no es un libro piadoso, Sr. Sarmiento, sino un libro religioso, que trata de explicar la relación entre Dios y el hombre. En ese sentido, en ella sale el hombre tal cual es, y Dios tal cual es. La Biblia es un espejo de lo que es el hombre, con su grandeza y miseria, y sobre eso (sobre todo, sobre la miseria) siempre campea la misericordia de Dios.

         La Biblia relata lo que sucedió a hombres reales y concretos, con su larga y dramática historia. Éste, y no otro, es el hombre que pisa la Tierra, y por el cual se encarnó y murió Jesucristo. Por eso San Pablo recuerda que "todas estas cosas sucedieron como anticipo para nosotros, y fueron escritas para escarmiento nuestro, para que quien presuma de mantenerse en pie, tenga cuidado de no caer" (1Cor 10, 11).

         Otra frase de colección que nos regala Sarmiento es cuando habla de la inmoralidad de Adán y Eva, que "sin estar casados andaban desnudos por el paraíso". Cualquier estudiante mediano de Catecismo sabe que Dios "los creó hombre y mujer", y "los hizo una sola carne", y dijo que "lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". Por tanto, sí estaban casados, Sr. Sarmiento. Y si no lo cree, vaya a una boda en su pueblo.

         Por último, el Sr. Sarmiento se mete, claro, con Jesús, porque Jesús defiende a la pecadora ante las críticas del fariseo. Es cierto, este pasaje es de los más conmovedores del Nuevo Testamento, lo mismo que el de la adúltera a quien iban a apedrear.

         Pues bien, en ambos casos, Jesús les dice "no vuelvas a pecar". Y esto es lo que omite el articulista Sarmiento, porque lo que desea no es insinuar la grandeza de Cristo (imperial, en ambos casos) sino una supuesta complicidad de Cristo hacia las inmoralidades (a forma de Cristo light, de buena onda, que nos quiere vender la new age).

         Vale la pena recordar, para acabar, una sentencia de San Agustín, que le viene al pelo a Sarmiento: "La Biblia no engaña, sino que es el hombre el que se acerca a ella engañado". Dicho de otra forma, en la Biblia solamente encontrará inmoralidad quien ya lleva la inmoralidad por dentro.

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 Act: 10/03/25         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A