Contra la presión diaria


Gente de hoy día, marionetas que van de un sitio a otro, sin dejar de consumir y pagar

Córdoba, 27 diciembre 2021
Ramón Meléndez, empresario autónomo

          La vida de hoy se nos ha complicado de tal manera, o nos la han complicado de tal manera, que el hombre de hoy se siente abrumado y absorbido por todos lados. Nos han creado miles de necesidades (en su mayoría absurdas), y nos pasamos el día entero atendiéndolas, dejando el tiempo justo para trabajar. Y poco más.

          Un ejemplo curioso lo tenemos en la moda de dar culto al cuerpo, en que una y otra vez nos repiten, machaconamente, que tenemos que ir al gimnasio, a los centros de belleza e incluso a las cirugías. Y eso por la necesidad de tener que estar más atractivos ante los demás, cuando por dentro estamos hechos polvo de tantos problemas, sin apenas descansar (lo cual sería mucho más sano que la cirujía, y nos reportaría mayores beneficios).

          Pero eso no importa, porque de lo que aquí se trata, y de ahí el bombardeo constante, es de vivir lo aparente y rechazar lo importante, y recordar machaconamente que es mejor ir a que te hagan un lifting que descansar bien y llevar una vida más tranquila y relajada (lo cual nos proporcionaría esa buscada imagen, y sobre todo mayor salud).

          Y lo que pasa con el culto al cuerpo, pasa con el culto a la tecnología, en que nos hemos acostumbrado a estar todo el día enganchados a las empresas de facebook, de netflix o de whatsapp, cuando lo más lógico sería tener un simple teléfono para llamar, y un ordenador para trabajar, suprimiendo todas las demás chorradas. Así como irte a tomar una cerveza con un amigo, en vez de irte a la pantalla a mirar su foto social.

          De esta manera, descuidamos las auténticas relaciones sociales, el contacto persona-persona, la amistad verdadera y lo más importante: la familia, a la que dedicamos los minutos de la basura (como se diría en baloncesto), y que es la que puede nutrir nuestro corazón de forma mucho mejor, y ayudarnos a superar felizmente las obligaciones. Lógicamente, al final no queda tiempo para Dios.

          Es curioso que la fuente de la que emana nuestra fuerza interior, que es la que realmente pone en movimiento al resto de nuestro cuerpo, y la que activa nuestra cabeza y nuestro corazón (que son los que dirigen toda nuestra actividad), la dejemos para lo último, dedicándole unos míseros minutos.

          Jesucristo es la gasolina que alimenta nuestro espíritu, el único que nos puede mantener encendidos, el único que puede guiar nuestra vida, y el único que nos dice a las claras lo que realmente es necesario para vivir.

          Y si esto lo sabemos, y sabemos que atesorar las cosas de la tierra hará que "la polilla y el orín nos corroan, y los ladrones nos socaben y roben" (Mt 6, 19), ¿por qué no llevar ya desde ahora lo que él nos dijo?: "No perdáis la quietud de la vida, afanados por lo que vais a comer. Ni os afanéis por vuestro cuerpo, obsesionados por lo que os vais a vestir" (Mt 6, 25). Porque "sólo una cosa es necesaria", y algunos "ya han escogido la mejor parte" (Lc 10, 42).

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 Act: 27/12/21          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A