Convivencia de Hombre y Mujer


Enamoramiento y petición de mano, pasos importantes pero no los únicos

Querétaro, 17 abril 2023
Yusi Cervantes, psicóloga del APSIC

           Un hombre y una mujer se casan porque se aman y quieren tener una vida en común. Suena muy bien, pero ¿qué significa eso? ¿O qué quiere decir eso de que "van a compartir" lo que tienen y lo que saben? Porque entre lo que tienen habrán alegrías y penas, muchas labores cotidianas y, sobre todo, un proyecto de vida.

           En todo caso, vivir una pareja en común no significa anular la propia vida, ni perderse en la relación, ni disminuir las propias facultades. Sino que más bien significa un mutuo e indispensable conocimiento, con plena confianza en la otra parte. ¿De qué otra manera, si no, van entonces los esposos a poder discutir? Pues si alguno de los dos no manifiesta lo que desea (cuáles son sus necesidades, qué quiere de la vida...) no se establece un acuerdo entre dos iguales, y ése es el requisito básico para la vida en común.

           Hay barreras que se oponen a la comunicación, como las emociones, las faltas de omisión e incluso de falta de auténtico interés en el otro. Pero tal vez la barrera más difícil de vencer sea el miedo. No tanto el miedo a no ser comprendido (porque nadie puede comprender del todo), pero sí a no ser respetado o aceptado incondicionalmente. O tal vez sea el miedo del débil frente al fuerte, del que obedece frente al que manda, del que está sujeto frente al que sujeta, del que es dependiente o parte sumisa. 

           De ahí que convenga recordarlo otra vez: el matrimonio es la relación de dos iguales, de dos compañeros, de dos amigos. Y el miedo es señal de que eso no está ocurriendo así.

           En la relación conyugal es de vital importancia el respeto firme de ambos, como seres humanos que son. Sin este respeto, la vida en común puede convertirse fácilmente en que uno de los dos es parte de la vida del otro, y el otro su sombra. Se trata de un respeto que trata de tener cuidado respecto a la libertad del otro, respecto a su dignidad y respecto a sus deseos. Un respeto que significa lealtad a lo que el otro quiere realmente ser, y apoyo para que pueda realizar su misión en la vida.

           Como es obvio, ambos deben participar activamente en el proyecto común. Suena poco romántico, pero la relación es sentarse a discutir. Discutir sobre qué van a hacer con su tiempo, con sus hijos, con el dinero, con las tareas hogareñas. Decidir dónde van a vivir, dónde van a ir de vacaciones o qué van a comprar. Es un ponerse de acuerdo en relación a los mil y un detalles de la vida cotidiana del presente y del futuro. Es un acuerdo de dos, en el que ambos tienen la misma calidad de voto.

           Una relación así tiene como consecuencia que ambos puedan crecer como personas, que ambos sean cada día más fuertes y que ambos vayan madurando en "esa forma singular de amistad personal" de la que hablaba Pablo VI.

           Os dejo algunos consejos sobre la convivencia de pareja:

1º Conserve su individualidad. Porque el matrimonio no es subordinación ni anulación, y no es posible si no hay dos personas con plenitud de facultades.

2º Preocúpese si nunca hay conflictos. Sobre todo porque, de forma genérica, la ausencia de conflictos no significa entendimiento perfecto, y éste último es algo prácticamente imposible (puesto que cada uno tiene una personalidad distinta, historia, educación y familias de origen diferentes).

3º Enfrente la relación sin miedo. Ambos deben actuar como adultos, como iguales y con auténtica confianza.

4º Respétense el uno al otro. Como algo sagrado, por encima de todo y a pesar de los desacuerdos.

5º Practiquen la generosidad el uno con el otro. Pues sin ella no es posible compartir la vida, y a través de la generosidad surgirá la benevolencia.

6º Practiquen la lealtad. Esto es, estar ahí, desde la certeza de saber que pueden contar el uno con el otro.

7º No esperen de la relación lo que no puede dar. No esperen la perfección, sino dedíquense a compartir lo que cada día tengan. No esperen que el otro les de la felicidad, o que llene sus carencias emocionales. Sino más bien enriquézcanse el uno al otro con lo que tengan.

8º Incluyan a los hijos en su vida en común. Sobre todo formando con ellos una comunidad de vida y cariño.

9º No se olviden de los demás. Es decir, que su comunidad familiar esté abierta a todo aquel que se vea necesitado, o a quien pueda ayudar.

10º Que Dios sea parte de sus vidas. Permanentemente y de forma ordinaria, porque mantener una relación con Dios ayuda a mejorar la relación consigo mismo y con la pareja.

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 Act: 07/04/23         @noticias del mundo           E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A