Creer o no creer en Dios
Córdoba,
3 mayo 2021 Desde hace muchos años, la pregunta más recurrente en charlas, relaciones sociales o a nivel de amistad es: Tú, ¿crees en Dios? Como si la respuesta tuviera alguna importancia. Porque lo que cada uno crea (o no crea) es irrelevante, ya que Dios existe, y este hecho es independiente de lo que los ateos se lo planteen o no. La pregunta correcta, pues, debería ser: Si Dios existe, ¿que vas a hacer tú, al respecto? Ésta es la auténtica cuestión. Y hay varias formas de responder, aunque la respuesta tampoco sea lo importante. Lo realmente importante es cómo vas a vivir tu vida, respecto a esta evidente realidad. Pues esta realidad se puede sencillamente obviar (que es lo que hace la mayoría de la gente), tenerlo en cuenta y convivir con ello (utilizándolo en nuestro egoísta beneficio) o asumirlo en su totalidad (con sus deberes y obligaciones al completo, pero también con sus enormes beneficios). La grandeza de Dios radica en que él da a cada uno de nosotros la libertad, para elegir cómo vivir nuestra vida. Pero también en que Dios pedirá cuentas y responsabilidades a cada uno, sobre lo que haya hecho en su vida. Y todos deberemos someternos a su juicio. Un juicio en el cual, con inmensa misericordia pero también con justicia, encontraremos el premio o castigo por nuestra forma de afrontar esta realidad. Y que a nadie le quepa la menor duda: el premio (a los que cumplieron con él y sus mandatos) será extraordinario, y el castigo será terrible (para los que le dieron de lado, y lo apartaron de sus vidas). .
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