Culpables de la Telebasura
Querétaro,
28 octubre 2024 Muchos padres de familia, sobre todo mamás, se me han acercado para expresar sus temores sobre la ola de pornografía y violencia que invade hoy los medios electrónicos y televisivos, a los cuales sus hijos están expuestos. La queja de la mayoría es que se encuentran sin defensa alguna, a merced de la televisión, del cine y de las webs que sus pequeños ven, escuchan y leen. ¿En verdad estamos indefensos? No lo creo, porque quienes tienen el poder en sus manos somos nosotros. Eso sí, otra cosa es que lo queramos usar. En cuanto a la televisión, el mando a distancia sirve para cambiar de canales, subir el sonido a la tele y escoger el menú que nosotros queramos, dentro de la oferta que se nos hace por cable, por satélite o en abierto. Además, el telemando tiene una función que muy poco aplicamos, salvo cuando ya nos hemos atiborrado de tonterías: la de apagado. En cuanto al cine, hay muchos especialistas que ofrecen, semana a semana, una guía de elección objetiva, y que no sólo califican las películas según sus valores estéticos, sino también por sus valores éticos. Así que cada padre de familia puede saber si dejar o no no dejar ir a sus hijos al cine. Además, en cada película hay un spot publicitario donde fácilmente se puede descubrir el nivel de sexualidad, violencia o chabacanería que ésta ofrece. Por lo que respecta a las webs, ¿por qué no las denunciamos a la policía, o las bloqueamos en el ordenador, o nos dedicamos a censurarlas en sus propios fórums internos? Además, existe otro método tan sencillo como el siguiente: no dejar a nuestros hijos tener su propio internet, sino tener uno para toda la casa. Respecto a los videojuegos, móviles y revistas de quiosco, ¿realmente queremos dar ese tipo de cultura a nuestros hijos? En caso afirmativo, ya estaría todo dicho, y ¡allá cada uno con lo suyo! En caso contrario, habrá que ir introduciendo a los pequeños y jóvenes en un universo cultural que para ellos sea atractivo, como puede ser el ofrecido por el grupo Inter Mirifica, este propio Observador y cientos de grupos juveniles que están intentando cumplir la misión que nos encomendó nuestro Señor: salvar a al gente del pecado, e insertarlos en el universo de la gracia. .
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