Dios nos Juzgará


Juicio Final, en que Dios dará a cada uno lo suyo, a nivel individual

Córdoba, 22 noviembre 2021
Ramón Meléndez, empresario autónomo

          Una de las características más detestables de la sociedad actual es la falta de misericordia. Hemos creado un mundo cruel, violento y malhumorado, sin ninguna consideración hacia los demás. Nos tratamos unos a otros como perros rabiosos, nos tiramos al cuello del prójimo una y otra vez, y día tras día hemos convertido esa aberración en una forma de vida, valiendo cualquier excusa para intentar destrozar a los demás: que si fulano me ha hecho esto, que si mengano me las pagará.

          Si hablamos de dinero, por ejemplo, la brutalidad y la falta de compasión es máxima. Conviene recordar aquí aquella parábola de Jesús, sobre aquel criado que debía 10.000 monedas a su señor, y que al rendir cuentas le pidió piedad y misericordia (a lo cual su señor accedió). Un criado que, nada más salir a la calle, se encontró a uno que le debía 100 monedas, y no tuvo otra piedad que la de agarrarlo por el cuello, denunciarlo a Hacienda y meterlo en la cárcel. Lógicamente, cuando los hechos llegaron a oídos del señor, éste se enfureció de tal forma que echó a su criado para siempre de su lado, entregándolo al castigo merecido.

          Tomemos buena nota de esa parábola, que fue dicha por Jesucristo en persona, y que nos está avisando a todos los hombres sobre lo que será nuestro juicio, si nosotros también actuamos de la misma manera que aquel criado. Porque todos los humanos somos súbditos de Dios, quiera el Régimen o no, y todos compareceremos ante el tribunal de Dios, queramos o no.

          Cuando uno comete un error, o se dedica a escandalizar a los demás, produce un terrible sufrimiento. Y eso es lo que está pasando en este mundo, con miles de personas al servicio del mal. Dios es infinito y misericordioso, y a todo el que se arrepiente y se enmienda, él le perdona.

          Pero cuando el actuar con maldad es la forma de vida buscada ex profeso, sin ningún tipo de reparo ni remordimiento (que es lo que está haciendo el Régimen del Mal), la misericordia de Dios se convierte en justicia de Dios (también infinita), y el consiguiente castigo es y será irremediable: "Id ahora vosotros al fuego eterno, preparado para el diablo y sus secuaces" (Mt 25, 41). Será el momento en que, para todos ellos, "será el llanto y el rechinar de dientes" (Mt 13, 50).

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 Act: 22/11/21          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A