Guerra del Pensamiento


Newton, cristiano comprometido con la ciencia. Y tanto que la descubrió

Querétaro, 9 enero 2023
Rodrigo Guerra, periodista de Observatorio

          Uno de los aspectos en los que la cultura cristiana se ha retraído con mayor fuerza, en los últimos años, es el ámbito del pensamiento. Y eso que hasta ahora, y durante siglos y siglos, la vanguardia en la física, en la química, en la biología, en la astronomía, en la genética, en la matemática, en la política, en la historia, en la pintura, en la música, en la poesía y en la filosofía... ha sido siempre una vanguardia cristiana.

          Y esto no sólo ocurrió en la Edad Antigua o Media, sino en todas las épocas posteriores, abarcando todos los decenios desde el Renacimiento hasta la Modernidad. Y es que para hombres como Copérnico, Kepler, Mendel, Volta, Heisenberg, o Max Planck, la experiencia de la fe no sólo no era ajena a su desempeño, sino que era precisamente su fundamento.

          La desvinculación entre fe cristiana y pensamiento actual es explicado por muchos como parte del proceso de secularización que ha vivido la Iglesia. Y desde esa desvinculación, las diversas ciencias han ido desarrollándose sin esa instancia superior (metafísica, ética, lógica...) que desde siempre había aportado la Iglesia, y que desde siempre las había ido orientando y aupado, hasta ayudarlas a llegar a sus cimas más altas.

          Conforme han pasado los años, hombres tan diversos como Horkheimer, Huntington o MacIntyre, han constatado que el pensamiento científico, aparentemente aséptico a la fe, ha ido recayendo en un conjunto acrítico de mitos en los últimos años, hasta llegar a inventarse viajes a Marte y Saturno o empezar a demostrar la existencia de seres extraterrestres (por parte de la NASA, por ejemplo).

          Evidentemente, esta caída de la ciencia no ha venido directamente por renegar de la fe cristiana (de creer o no creer en Jesucristo), pero sí de algo que la fe cristiana contiene dentro de sus bases más simples: que la razón humana es incapaz, por sí misma o a través de la naturaleza (la vislumbrada por el hombre), de dar una explicación global a todo el sistema de la realidad.

          Esta falsa seguridad racional no ha logrado posicionarse nunca, curiosamente, como fundamento convincente de la ciencia, y ni siquiera de la filosofía de la cual nació (Kant). Muy por el contrario, la racionalidad moderna se ha tornado mítica, y se ha desplomado así misma (teórica y prácticamente) a través de su propia insuficiencia.

          La caída de este paradigma científico-racional ha engendrado, sobre todo desde el año 2000 en adelante, una poderosa reacción: la post-modernidad, o tendencia a rechazar cualquier tipo de modelo válido para la realidad.

          Este rechazo frontal a cualquier tipo de explicación va en ocasiones acompañado de un giro irracionalista sumamente radical, lo que invita a pensar que, si bien el racionalismo se agotó, su contrapartida irracional no constituye tampoco una salida auténtica al problema.

          Este escenario de crisis es importante, y una llamada de atención para los cristianos. Porque si nuestra fe no logra iluminar activamente el pensamiento actual, en todas sus expresiones de vanguardia, no será porque no podamos o no nos dejen, sino porque los propios cristianos nos hemos automarginado, y aceptado (tácita o explícitamente) que Dios sí existe, pero no tiene cabida en el mundo actual. Posiblemente será por eso, o también por la pereza, pues ante la complejidad de los problemas, no tenemos ganas de buscar soluciones.

          Los cristianos tenemos que aprender dos cosas. En 1º lugar, a vivir la secularidad o inserción en el mundo, como nuestra manera ordinaria de ser. Y en 2º lugar, a pensar inteligentemente, tratando de esclarecer el mundo a la luz del misterio en el que creemos.

          Trabajar con nuestra inteligencia, o pensar en cristiano, es hacer ya de por sí un apostolado, y uno de los retos que tenemos por delante. Dejar este campo vacío no sólo desplazaría la fe del escenario cultural, sino que dificultaría que Cristo pudiese ser una propuesta creíble para muchas generaciones de seres humanos, tan cargados de preguntas y tan necesitados de respuestas.

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 Act: 09/01/23         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A