Infidelidad = Se Acabó


Infidelidad matrimonial, la mayor traición que se puede hacer a la pareja

Querétaro, 14 febrero 2022
Yusi Cervantes, psicóloga del APSIC

          La mayoría de los matrimonios son afortunados, y lo son en muchos sentidos. No sé si por sentido común, por madurez o amor, o por todo esto en conjunto. Pero lo son porque, con toda probabilidad, no han cometido los errores más imperdonables de la vida matrimonial. Me refiero a los 12 principales errores matrimoniales de infidelidad, por desgracia cada vez más frecuentes en la sociedad actual. Dicho errores son:

          1º Llenar la vida cotidiana de quejas y reclamos, creando un ambiente tenso donde el mal humor es la regla. Porque esto le da al infiel más pretextos para justificarse, y más motivos para evadirse.

          2º Espiar, revisar la correspondencia o entrar al correo electrónico, pasando por encima del derecho a la privacidad del otro. Porque una falta de respeto como esta, lejos de solucionar las cosas, las complica.

          3º Ocultar los sentimientos al otro (ira, miedo, frustración, confusión, inseguridad), por miedo a la incomprensión o al rechazo. Porque esto los aleja aún más.

          4º Depositar en el otro el sentido de la propia vida. Porque cuando alguien no tiene vida propia, y vive a expensas del otro, una infidelidad resulta devastadora, y no tanto por la infidelidad en sí, sino por el vacío existencial del traicionado. Para ello, es necesario darse cuenta de que la vida de pareja no es incompatible con tener cada uno su espacio propio.

          5º Creer que el traicionado queda en un mal papel. Porque la infidelidad, por más comentarios absurdos que oigamos al respecto, no vuelve al otro tonto, ni lo pone en ridículo, ni le quita su lugar como esposo o esposa.

          6º Ponerse en una posición del bueno y el malo, sobre quién es el culpable o quién tiene derecho a dictar las sentencias. Porque la vida no es así, nadie es completamente inocente o culpable, y ponerse en esta disyuntiva acarrearía peores consecuencias. Por ejemplo, cargar sobre el malo todas las culpas podría suponer rebajarle su dignidad, limitar su libertad, imponerle condiciones, hacerle tener que complacer o acumular méritos... Mientras que el bueno se puede convertir en castigador y dictador, haciendo que el otro le ruegue y pague las consecuencias.

          7º Olvidarse de que el auténtico amor es incondicional. Porque el amor no es algo que hay que ganar, y esto no consiste en "te amo si tú te portas como yo quiero que te portes", y sí en "eso que hiciste me duele, pero puedes estar cierto de que te amo".

          8º Ponerse en la posición persecutoria o de control, al estilo de "como te portaste mal, ahora tienes que informarme de cada paso que das, y yo puedo revisar tus cosas, y decidir hasta sobre tus pensamientos". Porque una actitud así, lo único que lograría sería destruir el respeto, la confianza y el amor.

          9º Asumir conductas de castigo o venganza, a forma de "recordar al otro que se equivocó", o incluso "humillarle para que aprenda". Porque cosas como estas tal vez satisfacen al orgullo herido, pero de ninguna manera construyen una buena relación.

          10º Creer que la confianza es algo que se debe ganarse el otro. Porque la confianza es un don otorgado desde la valentía y la generosidad, y parte de una decisión personal.

          11º Pedirle al otro constantes explicaciones y justificaciones, que tal vez él no tenga o detecte.

          12º Ir perdiendo la capacidad de escucha habitual. Porque cuando cada uno desempeña un papel (el culpable a la defensiva, y el ofendido como víctima), no se están relacionando desde la autenticidad, y nunca podrán construir, o reconducir, una buena relación.

          Lo que la mayoría de los matrimonios hacen, y los felicito por ello, es dejar a un lado el orgullo, y centrarse realmente en lo más importante: la relación humana de la pareja. Arriesgan las falsas seguridades, van más allá de sus dudas, y entran en la profunda intimidad. Tienen capacidad para examinarse a sí mismos, y reconocer errores por ambas partes. Y optan por lo fundamental de todo: el amor. Por eso creo que Dios está en esos matrimonios.

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 Act: 14/02/22          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A