Leer la Biblia
Querétaro,
2 diciembre 2024 La Biblia es el libro de Dios, que constantemente habla de Cristo y de las cosas que se han ido sucediendo y cumpliendo en el tiempo. Así, la Biblia es la palabra de Dios, porqué él ha ido inspirando a sus autores (profetas, evangelistas...) y ha ido actuando por medio de ellos. Por ello, hay que saber interpretar bien la Biblia, porque todo lo que ha revelado Dios, a través de los autores sagrados, ha sido en vistas a nuestra salvación, y no para narrar cosas por narrar. En ese sentido, la Iglesia ha sido la encargada, por mandato recibido del mismo Cristo, de conservar e interpretar todo su contenido. La Iglesia recibe y venera como inspirados 46 libros del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los cuatro evangelios ocupan un lugar central, y son los que dan unidad al plan de Dios y de su Revelación. El AT prepara el NT, y el NT da cumplimiento al AT. Así, los dos se esclarecen mutuamente, como palabra de Dios revelada de forma pedagógica a los hombres, a lo largo del tiempo. Entronizar la Biblia significa ponerla en un trono. Es decir, en la sede de nuestro corazón. También significa colocarla en un lugar escogido de la casa (a forma de oratorio familiar), para hacer de esa casa y de esa familia una iglesia doméstica. E incluso adornarla con un crucifijo, que nos recuerde que el criterio para entender toda la Escritura de Dios es el misterio pascual de Jesucristo. También se le puede ubicar una imagen de la Santísima Virgen, porque ella es modelo de escucha de la Palabra y criterio para ponerla en práctica. Una buena práctica familiar también puede ser la lectura orada (o lectio divina) de la Sagrada Escritura, con todos los miembros de la familia presentes. La oración debe acompañar a la lectura de la Sagrada Escritura, a fin de que se establezca un coloquio entre Dios y el hombre, puesto que "con él hablamos cuando oramos, y a él escuchamos cuando leemos sus divinos oráculos", como decía San Ambrosio de Milán. .
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