Madero Ensangrentado
Córdoba,
28 marzo 2022 Nos acercamos a la Semana Santa, en la que conmemoramos la pasión de nuestro Señor Jesucristo, la semana más importante para los católicos y la semana que debería ser más trascendental para el resto de la humanidad, pues por 1ª vez un hombre logró vencer a la muerte y resucitar a la vida, y esta victoria es la gran esperanza de vida de la humanidad. Como todo hombre normal, Jesús estaba atemorizado por lo que se le venía encima, y era plenamente consciente de todo por lo que había de pasar. Su sacrificio de entrega y generosidad fue para con todos nosotros increíble, y aún todavía más la forma con la que lo afrontó: por amor. Por parte de las autoridades, Jesucristo fue detenido como un vulgar delincuente, fue juzgado como un criminal, fue calumniado y ridiculizado, fue torturado de forma brutal y fue condenado a la más deshonrosa de las muertes. Y por parte del pueblo (al que tanto quería, y por el que había hecho cosas tan buenas), Jesucristo fue insultado y mofado, sobre todo cuando las autoridades dieron orden de crucificarlo. Pero en ningún momento se negó Jesucristo a pasar por ese calvario, y lo afrontó todo de una forma tan increíble que sólo existe una palabra para poder describirlo: amor. Todo lo hizo por amor a los hombres, siendo éste el pago de los hombres a su inmenso amor. A lo largo de la historia, algunos hemos sacado nuestras propias enseñanzas de todo aquello, y eso nos ha servido para encauzar nuestra vida hacia ese camino que él nos marcó. Pero la inmensa mayoría de personas apenas lo recuerda o se acerca de pasada, mostrando con ello una actitud imbécil cuando escuchan los pasajes de sus latigazos (que deberían desgarrarles a ellos también la piel), de sus clavos (que deberían llegarles a fuego a sus mentes). Así es como está el mundo, lleno de imbéciles con letras gigantes, que se ríen del camino que Cristo nos marcó, y que incluso se atreven a juzgar sus enseñanzas. Esas son las personas de hoy día, que llevan sus hijos a bautizar, comulgar y confirmar, y que luego se pasan la Semana Santa en la playa y de fiesta en fiesta, en comilonas, juergas y otras estúpidas actividades. Y eso que Cristo está muriendo por ellos. .
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