María, reina de la Paz


María de Nazaret, ejemplo de cómo ayudar a pacificar el mundo

Toledo, 2 enero 2023
Francisco Cerro, doctor en Teología

          En la solemnidad litúrgica de Santa María Madre de Dios, con la que se inicia el año, desde el papa Pablo VI se celebra la Jornada Mundial de la Paz. Como recuerda el papa Francisco I en su mensaje para esta jornada, "el camino de la paz, que Pablo VI denominó como desarrollo integral, permanece todavía hoy alejado de la vida real, de muchos hombres y mujeres y de la familia humana, con la que está totalmente interconectada".

          El papa Francisco I constata que, "a pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y de los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático, se degrada el medioambiente, se empeora la tragedia del hambre y de la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario". Por eso, añade el papa que, "como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz".

          Se trata de una jornada que, con Santa María de la Paz, se vive con tres palabras muy simples, que subrayan lo que la Iglesia nos invita a vivir:

          1. Cristo. Él es nuestra paz. Una paz que se anuncia en la navidad (como paz matutina) y que se lleva a la plenitud de la paz del Resucitado (en el cenáculo). Sin Cristo, por él, con él y en él, no hay paz duradera. La paz no es sólo una ausencia de conflictos, sino que brota desde el interior y se abre hacia las relaciones humanas, cambiándolo radicalmente todo a mejor. Sobre todo cuando, como en el cenáculo, se pone a Jesús en medio.

          2. Vida. La defensa de la paz se relaciona estrechamente con la defensa de la vida, pues como decía Pablo VI, "si quieres la paz, defiende la vida". En nuestra sociedad actual se institucionaliza la cultura de la muerte (aborto, eutanasia, terrorismo, conflictos armados...), la muerte toma derecho de ciudadanía, y la vida y su defensa no están bien vistas. Es más, se considera progresista lo que es más antiguo que el pecado. Por ello, es necesario dar prioridad a lo que verdaderamente ayuda al progreso de la humanidad: la defensa de la vida, desde que ésta es engendrada hasta su final natural.

          3. Paz. La paz de Dios es como una síntesis de todos los bienes mesiánicos, y el mismo Mesías es el Príncipe de la Paz. La Jornada Mundial de la Paz nos lanza a caminar juntos con alegría, sembrando a quien es la Paz y esa paz que permanece para siempre, y transforma nuestras relaciones humanas en civilización del amor. No existe más camino que la paz, porque como decía Pío XII, "con la paz no se pierde nada, y con la guerra se pierde todo", especialmente los mas indefensos. Luchar por la paz tiene una promesa de bienaventuranza de Jesús: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán hijos de Dios".

          Dos cosas que son esenciales en la vida cristiana: orar y trabajar por la paz, como fruto de la evangelización. Hemos de trabajar por la paz, ya que ésta escasea hoy en el mundo. Cuando trabajemos todos los campos del mundo, la coherencia del evangelio nos llevará a sembrar la paz, todos juntos, en todos los campos de batalla, sin olvidar lo que repite el papa Francisco I: que otro mundo es posible.

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 Act: 02/01/23         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A