Matando al Planeta


Calentamiento del Ártico, incluso en su parte siberiana y Verkhoyansk

Córdoba, 21 junio 2021
Ramón Meléndez, empresario autónomo

          Tras una disputa de años sobre si existe o no el cambio climático, y sobre si ese cambio ha sido provocado por el hombre, por fin las evidencias son abrumadoras, y no hay más remedio que aceptarlo y aceptar que el hombre ha contribuido a ello.

          Los datos de todos los expertos son abrumadores: el calentamiento global, el deshielo de los polos terráqueos, el aumento de las temperaturas graduales, la mayor contaminación de los mares (con millones de toneladas de plásticos, y basuras en general), las boinas de contaminación en las grandes ciudades, los miles de incendios forestales (casi todos provocados)...

          Pero no seamos hipócritas, porque los estados que reconocen eso no hacen nada para evitarlo, y tan sólo se dedican a repetir las tonterías habituales, para quedar bien ante los espectadores (mientras siguen firmando por debajo bastardos intereses comerciales). Eso sí, siguen echando la culpa de todo a las personas normales, diciendo que somos nosotros los culpables cuando vamos al trabajo en coche y no en bici, o cuando ponemos una tienda con aire acondicionado y no con ventilador. O sea, que tenemos que retroceder los siglos hacia atrás, tirando por la borda los logros conseguidos. Mientras que el Régimen y sus multinacionales, que son los verdaderos culpables, se siguen enriqueciendo a costa de destrozar el planeta.

          Pero hay todavía más, porque este desastre ecológico tiene unas consecuencias directas en nuestra salud. Las enfermedades se han disparado, los casos de cáncer han subido una barbaridad, y las enfermedades que fueron erradicadas hace tiempo están volviendo a aparecer. El aire que respiramos, el agua que bebemos y la comida que comemos, están totalmente contaminados, y de ahí esta explosión de muertes insalubres.

          Hay mil soluciones que los estados deberían haber tomado ya, pero que no van a tomar porque los que dirigen el Régimen tienen puestos muchos intereses en este sistema de vida, echando la culpa de sus consecuencias (el destrozo del planeta y del hombre) a los obedientes ciudadanos, a los que obligan a callar, obedecer y resignarse, con un “qué le vamos a hacer, es la vida”.

          La cantidad de borregos y cobardicas que ya ha logrado producir el Régimen es realmente preocupante, y el terrible porvenir que nos espera no es difícil de profetizar. Pues aunque hoy día todavía queda alguno que otro que se atreve a levantar la voz, en las generaciones venideras ni siquiera se lo van a plantear.

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 Act: 21/06/21          @noticias del mundo             E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A