Mujer, Presente y Activa


Mujer joven y llena de vida, que para nada desea ser hombre, y sí mujer

Barcelona, 6 marzo 2023
Eduardo de Prado Álvarez, sindicalista

          Aparecen de vez en cuando escritos de prensa que hablan de una cierta reivindicación en el seno de la Iglesia, para que las mujeres puedan acceder al sacerdocio católico. Leí un escrito de Cunillera i Forns y otros 38 más en La Vanguardia, titulado "El Mensaje Progresista de Jesús", en el que además apoyaban al Foro Joan Alsina.

          Yo creo que el concepto político de progresista, como el de conservador, liberal, socialista, retrógrado o anarquista, no debiera ser aplicado al evangelio, al mensaje y a las enseñanzas de Jesús. En efecto, si es así, se demostraría que hacemos una lectura reduccionista, y que pasamos el evangelio por el tamiz de nuestra previa concepción política e ideológica.

          No está sobre la mesa que Jesús fuese progresista o conservador, liberal o socialista. Eso es absurdo, al igual que es un sin sentido pretender aplicar esos conceptos del mundo de hoy al evangelio y a Jesús de Nazaret. Pero lo que me interesa es otra cosa: la reivindicación del sacerdocio para la mujer, porque se dice que lo contrario significaría "discriminación para el genero femenino". Para empezar, yo creo que ése no es, o no debe de ser, el argumento.

          Es cierto que Jesús envió mujeres a evangelizar, sobre todo tras su resurrección de entre los muertos. Y es cierto que las envió a comunicar a los apóstoles y discípulos el hecho mismo de la resurrección. En ese sentido, sí hubo mujeres enviadas y evangelizadoras. Pero hay otros hechos: los apóstoles en vida de Jesús fueron 12 varones. ¿Que ocurre entonces? Diríamos que, después de la resurrección, Jesús potencia el papel de la mujer, sin desdecir el hecho de que el sacerdocio no sea femenino y sí masculino.

          Yo creo que el error de las reivindicaciones a que aludo más arriba estriba en presentar el sacerdocio como una preeminencia en la Iglesia, como una superioridad, mando, autoridad, jerarquía... cuando en realidad es un servicio, como nos muestra el lavatorio de los pies. Creo también que el otro error estriba en aplicar nuestra mentalidad piramidal a la Iglesia (al sacerdocio), cuando en realidad habría que aplicar una mentalidad distinta, horizontal y espacial.

          El problema de hoy día es que no diferenciamos organización eclesial de orden sacerdotal, y que no se ha sabido separar el concepto autoridad (dentro de la Iglesia) del concepto sacerdocio, con capacidad de celebrar el sacrificio de la misa. En 3º lugar, se ha dotado excesivamente de mando organizativo a lo que en realidad debería haber sido un servicio religioso: el sacerdotal. Estos ciertamente son 3 de los principales asuntos en los que se enfrascan gentes sin duda de buena voluntad, como es el caso de Cunillera y 38 firmas más, en Cataluña, en el resto de España y en Europa.

          Por lo tanto, hay que discernir totalmente:

-¿Mayor participación de los laicos (varones y mujeres) en la Iglesia? Ciertamente.
-¿Mayor presencia de las mujeres en las estructuras de mando (pues parece que lo que ahora quieren todos es la paridad en todos los ámbitos de la vida) de la Iglesia? Pues también.
-¿Crear dentro de la Iglesia los cargos oportunos que demuestren que la mujer es discípula y evangelizadora como el varón? Claro que sí.

          Pero como sacerdotes de su Iglesia, Jesucristo eligió sólo a los varones, por las razones que fueran y en la Última Cena. Respetemos su decisión.

          Las mujeres no son ni mas ni menos, sino que tienen su propia función. Y pueden incluso desempeñar cargos y puestos de alcance en diferentes asuntos, en las estructuras administrativas y en la organización de la Iglesia. En el sacerdocio, Jesucristo decidió que no.

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 Act: 06/03/23         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A