Salir del Armario
Barcelona,
13 enero 2025 En estos días está tan de moda eso de salir del armario, que ya va siendo hora de que los católicos, incluidos los mediopensionistas, salgamos también del pesebre en el que estamos cómodamente confinados, y proclamemos alto y claro nuestras creencias y el verdadero sentido de la vida. De no ser así, resultaría que los únicos que se quedan sin decir lo que piensan, ni sentir lo que dicen, seríamos nosotros. El otro día me reconcilié con la política al leer las inteligentes y sinceras respuestas que el ex-número dos del gobierno, Jorge Fernández Díaz, daba a la periodista Salomé García en una entrevista, en la que proclamaba sin tapujos su fe ("la fe ha mejorado mi interior, y me ha hecho encontrar sentido al dolor"), su pertenencia al Opus Dei ("la espiritualidad de la Obra me resulta muy afín, y me identifico con ella") y su concepción del laicismo:
Incluso podría afirmarse algo más, como que el laicismo pretende impedir a los católicos expresarse libremente, cuando quienes no lo son, o quienes profesan otras creencias, lo hacen con total libertad e impunidad, amparándose en clichés torticeros. El laicismo es atizado, generalmente, por los herederos del comunismo, y por una variopinta tropa de clérigos arrepentidos, teólogos sin fe o católicos de base (que no suelen ser ni una cosa ni otra). Es decir, por todos aquellos que torticeramente, o por simple estupidez, mezclan neutralidad con imparcialidad. Evidentemente, la ley constitucional es neutral, pero en ninguna parte dice que sea imparcial. Creo que ha llegado el momento de sacar a la luz las raíces cristianas de Europa, sacar del pesebre la figura del Creador y llevar todo eso al campo de la comunicación y política, a pesar de lo mucho criticable que haya en ellos. .
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