Terrorismo del Corazón


Odio interior y violencia exterior: el perfecto cóctel molotov terrorista

Querétaro, 13 noviembre 2023
Guadalupe Chávez, periodista de Observatorio

          Hace ya unos cuantos años (ca. 2001) comenzaba en el mundo una nueva era, lo queramos admitir o no. La capital mundial Nueva York fue golpeada por el terrorismo y se vio sumergida en el caos, y la superpotencia Estados Unidos quedó aterrorizada.

          De hecho, en el mundo entero hubo una ola de conmoción como nunca la había habido antes en nuestra historia reciente. A todos nos estrujó hasta lo más profundo de nuestro ser, y todos hacia adentro nos hacíamos una pregunta: ¿Cómo pueden existir seres humanos capaces de causar tanta maldad, y de provocar tanto daño a personas que no conocen?

          No dábamos crédito a lo que veíamos, el infierno se hacía realidad para muchos, y todos confirmábamos la triste frase de un tristemente célebre mexicano: "Los demonios andan sueltos". ¿Pero sólo en Nueva York? ¿Sólo en Washington? ¿Sólo en Pensilvania?

          No, desgraciadamente, no. Porque el origen de este nuevo tipo de barbaries, llamado terrorismo, se encuentra precisamente en el corazón, y el corazón humano no tiene nacionalidad. Quizás salgan hoy más a la luz esos hombres barbados y morenos llamados palestinos extremistas, como quizás tuviese lugar en el interior del ejército rojo japonés esa inicial reivindicación de la bomba atómica de Hiroshima. No lo sabemos, pero de lo que sí estoy segura es de que todos ellos, tanto los de ayer como los de hoy, deben estar llenos de odio en su interior.

          La cuestión del terrorismo radica, por tanto, en el interior del corazón humano. Y por eso es necesario que nos paremos a reflexionar un par de cuestiones, cara a cara con el espejo de nuestro interior. ¿Cuántos odios escondidos guardo en mi corazón? ¿Cuántas palabras hirientes mías han lastimado a los demás? ¿Cuántos momentos de impaciencia han lesionado la autoestima de los que me rodean? ¿Cuántos regaños han humillado a mis hijos?

          ¡Cuánto para reflexionar, cuánto para enmendar! Y es que todo acto terrorista nace en un corazón triste y rencoroso, y toda guerra tiene su origen en un desprecio, en un deseo de superioridad o en un "no quiero que el otro tenga más que yo".

          Cualquier batalla y violencia proviene exteriormente de la envidia, del orgullo, de la soberbia, de sentirme el centro del mundo. Pero en el fondo proviene de olvidar el auténtico sentido de la vida, de perder la brújula de la verdadera realidad y de ir alejándonos paulatinamente de Dios.

          Justo dos horas después del peor ataque terrorista de nuestra historia (el de las Torres Gemelas) me llamó una amiga con la que tenía pendiente ciertos problemillas de trabajo que urgían solventar, y que nos venían distanciando emocionalmente. Pero ante la magnitud de la tragedia que ambas teníamos frente a las pantallas de televisión, nuestros problemas y malos entendidos adquirieron su justa dimensión.

          Juntas hicimos un urgente examen de conciencia para intentar borrar cualquier manchita de rencor, nos perdonamos desde el fondo del alma e hicimos borrón y cuenta nueva. Nos dimos cuenta que no había que malgastar el tiempo y las emociones en bagatelas, sino en crear entre ambas un mundo mejor.

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 Act: 13/11/23         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A