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Trabajadora y Femenina
Querétaro,
9 mayo 2022 Hace tiempo me llegó una chica que me decía que le gustaba trabajar en el mundo laboral, que también le gustaba tener bebés para educarlos en casa, y que no sabía con qué quedarse. Efectivamente, es evidente el éxito que están alcanzado las mujeres en la vida profesional, tanto por su propia preparación académica (que les ha ido abriendo espacios) como por el cambio cultural de los últimos años, con respecto al papel (o rol) que las mujeres pueden jugar en la sociedad. Pero casarse y formar una familia sigue siendo el ideal mayoritario de las mujeres, a la hora de satisfacer las exigencias más profundas de su espacio vital. En el Sydney Morning Herald del pasado 27 febrero, por ejemplo, Bettina Arndt comentaba que "las mujeres que cambian el tener hijos por una carrera, pueden encontrarse al final con que han hecho un mal negocio". Esto no quita que en el horizonte de las aspiraciones de la mujer exista el deseo de terminar una carrera profesional, y ejercerla para aumentar su prestigio y ganar más dinero. O que quiera hacerlo por gusto, o por necesidad, o por ambas cosas. De hecho, cada día crece el número de mujeres profesionistas influyentes. Sin embargo, un factor importante que limita el ascenso a puestos ejecutivos, en opinión de Ann Kristin Achleitner (profesora de banca y finanzas en la European Business School), es que para escalar puestos en las grandes compañías se tiene que estar trabajando de 10 a 15 años, y hay pocas mujeres que lleguen a hacerlo por el fuerte reclamo que ejercen entre ellas los compromisos familiares, especialmente la maternidad. Esta situación no es exclusiva de los países conservadores. En Estados Unidos, por ejemplo, sucede lo mismo, y sólo 2 de las 500 mayores empresas del país tienen jefes ejecutivos del sexo femenino (Carly Fiorina en Hewlett-Packard, y Andrea Jung en Avon Products), casi siempre por el mismo motivo maternal. Existen estudios realizados a hombres en los que se demuestra que el éxito en el trabajo no colma sus expectativas, de la misma manera que las mujeres que han sabido compaginar familia y trabajo disfrutan del nivel de bienestar psicológico más elevado (significativamente superior al de las mujeres que no se habían casado, ni eran madres). Cada vez las mujeres se dan más cuenta de que es necesario luchar por el reconocimiento del valor de la maternidad, y no sólo por la equiparación en un puesto laboral. .
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