Verdadera Civilización


Jóvenes de antes y de ahora: ésa es la diferencia, entre una civilización y otra

Querétaro, 6 noviembre 2023
Walter Turnbull, periodista de Observatorio

          Pensando en el mundo de antaño, de nuestros padres y nuestros abuelos, fácilmente cometemos una lamentable equivocación. Pensamos en un mundo oscuro, anticuado, aburrido y estéril, lleno de viejitas calientaiglesias (como las ha llamado por ahí algún infeliz) y de curas de mesa y breviario (como los ha llamado otro infeliz). Vemos con indulgente compasión a aquel mundo pasado, y nos sentimos satisfechos de nuestro mundo moderno, eficaz y proactivo.

          Hace pocó cayó en mis manos un libro de memorias de un general cristero. Independientemente de la legitimidad del movimiento cristero, basta asomarse un poquito a esos testimonios para percibir una imagen muy certera del mundo de antes, y de cómo éste era un mundo valiente, dinámico y comprometido.

          Cada biografía de ese libro es un testimonio de trabajo hecho en favor de los demás, y a través de cada uno de ellos se percibe que nuestros antecesores tenían un fuerte compromiso con la vida, la sociedad, la familia y Dios. Padres de familia, jóvenes, mujeres y niños que vivieron con pasión su tiempo, sin miedo a decir "¡viva Cristo rey" y jugándose la vida por mejorar seriamente el mundo. Una valentía de vida realmente admirable, sobre todo para nosotros y nuestro estilo de vida light.

          Nuestros antepasados fueron hombres y mujeres libres que no se dejaron esclavizar por la búsqueda de riqueza, comodidad o seguridad. Fueron personas que no se dejaron dominar por el miedo o por las pasiones, que mantuvieron íntegra su voluntad de principio a fin y que no vendieron su espíritu a nadie.

          Pues bien, esa libertad es la que yo quiero hoy para todos los mexicanos. Esa libertad que sepa luchar con todo tipo de herramientas por un mundo mejor. Esa libertad que sepa librar de principio a fin, y hasta la victoria, una verdadera revolución por la dignidad de las personas y la sociedad.

          Nuestra historia de hoy en día es la historia de grandes hombres luchando entre sí para hacerse con el poder, y poder así gobernar sobre los hombres pequeños. La historia de nuestros antepasados fue la lucha de unos ciudadanos que lucharon por servir a Dios y a la verdadera patria, alejada lo más posible de los dictadores y corruptos.

          Hoy en día, las estrategias han cambiado, y lo que se promueve es el adoctrinamiento estatal, la manipulación mediática, el consumo de la inmoralidad y una cultura materialista, hedonista y competitiva. Por supuesto, nada de mencionar la palabra valores, porque eso haría temblar al establishment entero, y provocaría una nueva avalancha de publicistas, intelectuales y liberales, volviendo a volcar en las televisiones y librerías todos sus vómitos y groserías.

          Así, tras varias décadas de deseducación, lo que podemos decir, sin miedo a equivocarnos, es que la mayoría de mexicanos de hoy en día somos (me incluyo) una inmensa mayoría de ciudadanos tibios y materialistas, que sólo respetan la ley del mayor placer con la menor responsabilidad. Es decir, que nos hemos convertido en eso que precisamente querían que nos convirtiéramos los que nos gobiernan: en un pueblo fácil de explotar.

          Sean bienvenidas todas las brillantes manifestaciones actuales de celo apostólico, y todos los nuevos movimientos de oposición al mundo borrego. Porque ellos son la única esperanza de esta sociedad. Por supuesto, vivamos orgullosos de esa madre y maestra nuestra que es la Iglesia, que en cada momento siempre ha hecho lo que había que hacer, y que con toda seguridad lo seguirá haciendo en el fututo. Permítanos Dios que algún día alcancemos ese nivel de fe y compromiso.

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 Act: 06/11/23         @noticias del mundo              E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A