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Violencia estatal Actual
Córdoba,
20 septiembre 2021 La mayoría de los estados occidentales van conformando hoy sus políticas según se lo va dictando el Régimen Masónico global, y a toda prisa se dedican a imponer a sus ciudadanos las directrices de dicho Régimen. Dicho Régimen, dirigido por sus llamadas élites estratégicas (la Trilateral Socialista y el Club Bilderberg), tiene entre su agenda la de imponer un nuevo orden social, y no duda en llevarlo a la practica de la manera que sea, a marchas forzadas y a través de su herramienta favorita: la brutalidad legalista, como nunca haya sido visto en el pasado. Tanto el Régimen como su agenda globalista son tiránicos y violentos, porque las ideas que plantean, y las personas que lo dirigen, lo son en su grado más extremo. De hecho, cualquier oposición a su ideología de género, o a lo que ellos consideren que es género (bi, trans, alter...), acaba con los inspectores estatales llamando a tu puerta, y llevándote a un tribunal que ellos mismos han confeccionado. La eutanasia o el aborto son su herramienta genocida más directa, vendiendo que lo que hacen con ello es dejar el asunto en la elección personal, cuando en realidad nunca se han atrevido a promover un referendum sobre el asunto, en ninguno de sus estados satélite. Y no es que lo permitan y engañen al respecto, sino que lo potencian y no se avergüenzan de hacerlo. Las leyes de memoria y revisión histórica son las herramientas con las que los secuaces del Régimen dictan lo que ocurrió bien y lo que ocurrió mal en el pasado, dictando a la mente que lo que ellos digan que está bien así ha de ser, y que lo que ellos dicten que está mal así ha de ser. No hay que pensar, ni saber leer ni memorizar lo enciclopédico, sino sólo seguir el dictado de lo que ellos digan que ocurrió, y cómo ocurrió. Su ley de educación ciudadana, nunca eliminada por los partidos de derechas, e impartida en el curriculum escolar como materia directriz de todos los programas curriculares (incluidos los de literatura y matemáticas), es la llave inglesa de dicho Régimen global. Pues no es que nos digan cuál es la cuerda sobre lo que debemos pensar, o cómo debemos comportarnos, o qué estatus debe tener la sociedad, sino que envía a tu casa a un asistente (inspector) social, o pone un psicólogo (orientador) en cada colegio para declarar qué alumnos están sanos y qué alumnos están enfermos, a nivel mental. Las leyes y estamentos jurídicos de dichos estados del Régimen son absolutamente indiscutibles, por injustos que sean o por mucho que los jueces levanten la voz en su contra. Pues con el tiempo son menos los que lo hacen, al haber sido jubilados por anticipado, al haber sido puesto su nombre en el Wanted del sicario, o al ver terminados sus servicios por relegación en el puesto. El aborto suma ya millones de asesinatos a personas "no deseadas", la eutanasia acaba de entrar en juego y se prevé que elimine a millones de personas "que son terminales"... y todo ello con la participación directa del estado. Y eso en cuanto a torturas directas, porque a nivel de exclusión social, nada mas terrible que una sociedad que señala y desprecia a una persona, o que relega al hombre al papel de "perro sumiso", o que se mete en tu domicilio e inspecciona a tu mujer y a tus hijos. Y mientras todo eso sucede, el mensaje del Régimen es lanzando a los 4 vientos por todos los medios comunicativos a su servicio, sin que haya uno solo que disienta. Sobre todo a la hora de lanzar el mensaje: la no violencia y la paz. Por su puesto, el que alce la voz en su contra es extremista y violento, y al día siguiente recibe una notificación de denuncia por parte de la Fiscalía. ¡Les encanta! Por nuestro compromiso católico, abogamos por la paz y huimos de toda violencia. Pero no desistimos en nuestra lucha contra la injusticia y en defensa de la vida, amparados en la Santa Iglesia Católica y en el derecho ad gentes que inventó, hace ya 5 siglos, el genial dominico Francisco de Vitoria. Cuando a un pueblo se le ha llevado al borde de la desesperación y del abismo, históricamente ha surgido la violencia como forma de revolución popular, en su modalidad de legítima defensa. Y cuando un pueblo se ha puesto en marcha de forma masiva, y de esa forma se ha sublevado, no hay nadie que haya sido capaz de pararlo. Esto es lo que ha venido a ocurrir en la historia, cuando uno o varios dementes han querido oprimir al pueblo. .
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