Cada uno de nosotros es importante e insustituible

Luxemburgo,.12.febrero.2024
Arzob.
.Jean
.Claude.Hollerich,.primado.de.Luxemburgo

          Queridos hermanos y hermanas, cada uno de vosotros es importante. Sois importantes para quienes están cerca de vosotros, sois importantes para vuestras familias, sois importantes para esta sociedad, sois importantes para la Iglesia y sois importantes para Dios.

          Tomemos conciencia de esto, al comenzar el tiempo de Cuaresma y con toda humildad. Dios nos quiere como somos, nos anima a seguir adelante con corazón alegre y, como ya dijo Cristo a sus discípulos, nos vuelve a decir a cada uno de nosotros: "¡Salid y proclamad el evangelio!".

          Dios no nos dice "esperad un poco a ver qué pasa, antes de". No, no nos dice eso, sino que cuenta con nosotros, así como nosotros siempre podemos contar con él. Aprovechemos este tiempo de preparación pascual para afrontar esta gran tarea como cristianos, en el mundo de hoy. Quien es importante tiene ante sí una importante responsabilidad, y en nuestro caso esa responsabilidad se llama preocupación por el prójimo y sus necesidades.

          Eres importante para tu pareja, tu familia y tus hijos, y ellos te necesitan. Pero has de luchar para que tu familia no ocupe nunca un segundo o tercer lugar, por detrás de la profesión, las aficiones o el teléfono móvil. La familia sigue siendo la piedra angular de nuestras vidas y de la sociedad. Para profundizar en esto, me gustaría invitaros a ahondar en el mensaje de la encíclica Amoris Laetitia.

          Eres importante para quien te necesita, para quien cuenta contigo, para quien te abre su corazón. Déjate tocar por ellos, y tómate tu tiempo y tu silencio para escuchar esta llamada que te están haciendo, que muchas veces es lenta. Sobre todo, pregúntate dos cosas: ¿Para quién puedo ser importante? ¿Para quién puedo ser bastión en los momentos difíciles?

          Abramos la puerta y miremos a nuestro alrededor, porque allí donde hay necesidad, ahí está nuestro lugar. En casa, nuestro lugar está en las preocupaciones de nuestros familiares. En la clínica, nuestro lugar está en asistir a los enfermos más graves. En Cáritas, nuestro lugar está en dar un nuevo comienzo a cada inmigrante.

          Eres importante para la Iglesia, para ese mensaje cristiano que el papa Francisco I quiere que llevemos a las periferias. Implantemos allí a la entera Iglesia Mundial, como salida de nuestro interior. Busquemos a las personas en el desierto de sus vidas, y conduzcámoslas a la fuente del amor y la esperanza.

          Nuestra archidiócesis está en un gran proceso de cambio, que ha preocupado con razón a más de uno. En efecto, muchas cosas no son ya lo mismo que hace tres años, y a lo largo de este proceso hemos pasado años bastante duros, sobre todo para la dirigencia diocesana. Sin embargo, no debemos tener miedo a lo que está por venir, sino restablecernos en este nuevo contexto, con renovado entusiasmo. La catequesis parroquial, en la que actualmente están matriculados 9.000 niños, es uno de los campos que más debemos cuidar.

          Todos sois necesarios en la Iglesia, y si cada uno aporta su parte, no me preocupa nuestra Iglesia de Luxemburgo. Lo que yo quiero es que volvamos a entender a la Iglesia como una comunidad viva de personas, que se siente pueblo de Dios y cuya vida, como dice Pablo, es Cristo, donde todos estamos conectados a través del Espíritu Santo. Si conseguimos eso, nos volveremos más creíbles y podremos volver a inspirar a las personas, e incluso a los jóvenes, con el mensaje de Cristo.

          Cada uno de vosotros sois especialmente importantes en las 33 nuevas parroquias que se han creado, en el nuevo consejo pastoral, en el consejo de bienes eclesiásticos y en las nuevas fábricas eclesiásticas municipales. Más que nunca, el voluntariado es nuestra columna vertebral, y por eso merecen un gran reconocimiento tanto los cocineros como los conferenciantes, tanto los músicos como los que barren la Iglesia. Junto a los equipos de catequistas, nuestra tarea es mantener viva y despierta a la Iglesia, estar cerca de la gente y sentir el pulso de los tiempos. Miremos con gratitud hacia atrás, y con confianza hacia adelante.

          Queridos cristianos, aprovechemos estos primeros días de Cuaresma para entrar en relación real con Cristo, a través de la oración. Recibamos el perdón de Dios en la confesión, encontrémonos con él en la comunión, y dejemos que él renueve y transforme nuestra vida, como decía hoy el evangelio de Marcos.

          Leyendo regularmente las Sagradas Escrituras podremos ir preparándonos para la Semana Santa y la Pascua, y celebrar así el centro de nuestra fe: la muerte y resurrección de Jesucristo. Ésta es la base de nuestra esperanza, y si vivimos de esta fe podremos irrumpir en el futuro, donde Cristo nos espera.

          La abstinencia y el ayuno de los viernes nos podrán ayudar en esto, como forma de desprendernos de la abundancia. ¡No pongáis caras tristes cuando ayunéis!, nos dice la Escritura, porque esa renuncia os abrirá a algo nuevo, en vuestra relación con Dios y en armonía con la creación. Como veis, cada uno de nosotros es importante hasta para el medio ambiente. La encíclica Laudato Si puede ser una buena guía en este sentido, y la acción Autofasten una buena contribución concreta para estas semanas.

          Como dice cierta oración, Cristo no tiene más manos que nuestras manos, para hacer hoy su obra, y no tiene más que nuestros pies para guiar a los hombres de hoy. Os deseo la rica bendición de Dios, en vuestro camino por la Cuaresma.

.

  Act: 12/02/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A