Caminar juntos, con compañerismo y colaboración

Nagasaki,.1.agosto.2022
Arzob.
.Joseph.Takami,.primado.de.Japón

          Al comienzo de este año 2022 me gustaría extender mis saludos de año nuevo a todos. Muchas gracias por sus oraciones y apoyo durante el año pasado, tanto en público como en privado. Por otro lado, nos disculpamos sinceramente por causar preocupación e inconvenientes a todos, pues el problema del coronavirus nos hizo darnos cuenta de que todos están involucrados en nuestras vidas.

          En junio de 2021, el secretario general de Sínodos (Conferencia Episcopal Mundial) envió una carta a todos los obispos por correo electrónico. Según él, el papa quiere preparar la XVI Asamblea General del Sínodo en el Vaticano en octubre de 2023, con todas las iglesias presentes. Y quiere que empecemos a recorrer todos juntos ese camino sinodal, comenzando cada parroquia del mundo por su cuenta, para ir así todos creciendo y haciendo el mismo camino en común.

          Efectivamente, en este mundo tan contradictorio en que vivimos, en el que los cristianos estamos llamados a amar y servir, la Iglesia debe fortalecer la cooperación en todos los ámbitos de su misión. Porque lo que el Señor quiere es que "cada creyente, cada consagrado y cada obispo romano caminemos juntos de la mano". A partir de ahí, en nuestra Iglesia de Japón hemos ideado el lema Compañerismo, Participación y Misión. Así que me gustaría que reflexionemos todos lo que significa ese "caminar juntos".

          La Biblia enfatiza el hecho de que "Dios está con nosotros". Dios estuvo siempre con José, Moisés, David y los profetas del AT, y en general con todo el pueblo de Israel. Pues bien ese "estar contigo" tiene el mismo significado que "caminar juntos", y así Dios "caminó con los israelitas" (Dt 31, 6). En el NT, Dios estaba con María, y como resultado su Hijo se convirtió en el Enmanuel, el Dios con nosotros (Mt 1, 23). El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 14), y Jesús resucitado está siempre con nosotros hasta el fin del mundo (Mt 28, 20).

          Así que tendremos que comenzar por "caminar con Dios", o hacer compañía a ese Dios que camina con nosotros, y que quiere caminar con todas las personas del mundo, especialmente con los enfermos, los necesitados y los vulnerables.

          El hecho de que Dios quiera "estar con" las personas no significa sólo que quiera estar un rato con ellas, sino que quiere darles el alimento y el vestido que necesitan en su vida, y ayudarles a superar las dificultades que encuentran en su vida (sobre todo rescatándolas del peligro, convirtiendo sus males en bienes, y haciendo exitosas todas sus metas planeadas). Es lo que ya hizo con María Santísima, a la que dio la gracia de ser la madre del Salvador, y sostuvo durante toda su vida con su Hijo y José. O lo que sucedió entre el Padre y Jesús, en que uno estaba en el otro, y en esa unión estaban todas las personas.

          Andar significa vivir y vivir, así que el "andar juntos" de Dios significa haber sufrido por vivir con los hombres. De hecho, hizo del sufrimiento del pueblo su propio sufrimiento, y poco después lo liberó de ese sufrimiento. Tras lo cual, con amor y misericordia los llevó siempre sobre sus hombros, así como el Padre llevaría a su hijo (Dt 1,31; Is 63,9). Finalmente, Jesucristo, el Hijo de Dios, se hizo uno de nosotros, sufrió la aflicción por nuestras enfermedades y pecados, y así nos salvó de la muerte eterna (Hb 9, 28).

          "Andar con Dios" es vivir según Dios (Gn 17, 1), según su guía (Gn 24, 40), en paz y justicia (Mal 2, 6), en fidelidad y misericordia. Es vivir delante de Dios con el corazón (1Re 3 y 6) y como Dios ha mandado (Dt 5 y 33). El profeta Miqueas enseña que lo que Dios quiere es "hacer justicia, amar la misericordia y caminar humildemente" (Miq 6, 8).

          En el NT, los discípulos de Jesús estuvieron con él desde sus inicios hasta la Última Cena (Lc 8,1; 22,14), y de su mano dieron todos los pasos que dieron, pudiendo titularse su tarea como "la Iglesia caminando junta". Entre esos pasos, unos se escuchaban a otros (como Jesús resucitado caminando con los discípulos de Emaús), y las opiniones y formas de vida eran puestas en común (Hch 2, 1).

          Establezco que todos los sínodos diocesanos, consejos asesores, consejos sacerdotales y consejos parroquiales, así como cualquier organización comunitaria de nuestra diócesis de Nagasaki, se conviertan en lugares de escucha y de compañerismo, lugares de participación y cercanía. Quiero que todos sigamos el ritmo del Dios, que camina conmigo y con mi familia, con mis amigos y colegas, en mi parroquia y en el entorno global. Juntos significa compañerismo, participación y ministerio.

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  Act: 01/08/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A