Dios es un Dios de sorpresas. Dejémonos sorprender

Abuja,.13.febrero.2023
Arzob.
.Ignatius.Kaigama,.primado.de.Nigeria

          Dios es siempre un Dios de sorpresas, y por eso tras un mandato excepcional y maravilloso del card. Onaiyekan, que durante casi tres décadas ha dirigido esta archidiócesis de Abuja, ahora mi pequeña página se abre entre vosotros, desde que el nuncio apostólico Filipazzi me informara de mi nombramiento por parte del papa Francisco I, usando para ello los ejemplos de Abraham y de la Virgen María para asegurarme de que todo iría bien. Con "temblores y temores vengo a vosotros", como diría San Pablo, o con las divagaciones de un gato salvaje, como os diría yo.

          Me faltan sus credenciales sobresalientes (1Cor 2, 1-16) para llevar a cabo esta misión. Sin embargo, tengo la convicción de que el Señor usa líderes para edificar, no por la sabiduría y el poder humanos, sino por su gracia. Puede que no sea una excepción, pero os aseguro que seguiremos orando y trabajando juntos por la cohesión social.

          Mi oración ferviente pide hoy al Señor que él tome el control y guíe el curso de los acontecimientos en la arquidiócesis de Abuja. Que él guíe y una en amor redentor a los sacerdotes, religiosos y maravillosos laicos de Abuja. Que él a todos nosotros moldee en una familia fuertemente unida e indivisible. Y que al final de nuestros servicios recibamos la corona de gloria, escuchando las palabras de Mt 25,34: "Venid vosotros, benditos, y entrad en el reino de mi Padre". Rezo y espero que podamos confiar unos en otros, ser amigos y crear una familia feliz.

          Con la diversidad cultural, étnica y religiosa de Abuja, necesitamos hacer un esfuerzo más consciente para promover el diálogo, la coexistencia armoniosa, la reconciliación y la paz tanto ad intra como ad extra, a través de constantes reuniones, interacciones y oraciones fervientes, que creo que son el antídoto a la desunión, la polarización y la fragmentación.

          La arquidiócesis de Abuja, en la capital federal, debe ser un hogar para todos, y debe pertenecer a todos y no ser vista como una colonia de un grupo o región específica. Siempre debemos defender el bien común en lugar de los intereses seccionales. Todos los que viven o trabajan en Abuja deben encontrar un hogar en nuestra Iglesia, sean mayoría o minoría, sean muchos o pocos. Por favor, siéntanse como en casa en nuestra Iglesia, que es la familia de Dios.

          Dios nos ha dado múltiples dones y talentos, los cuales debemos utilizar de manera efectiva y desinteresada en beneficio de nuestra familia diocesana y de la humanidad. Siempre habéis apoyado el crecimiento físico, el desarrollo y la expansión de parroquias, escuelas y otros proyectos socio-pastorales. Por favor, no os canséis, pues todavía hay trabajo que hacer. Nuestra nueva catedral bellamente diseñada aún no está terminada, por ejemplo.

          El mejor regalo de jubilación que podemos darle a nuestro estimado cardenal es completar este proyecto. Confío en que, con el apoyo de todos, de hombres y mujeres, de jóvenes y viejos, de ricos y pobres, podamos completarlo, así como llevar a cabo los otros planes sobre los cuales su eminencia me informó, sobre todo la construcción de una secretaría diocesana permanente. Que todo lo que hagamos esté dominado por el verdadero espíritu fraterno, la aceptación y el entendimiento mutuo.

          Mi tesis es que, por la gracia de Dios, todos tenemos algo que aportar en la construcción de la Iglesia, y que cada uno puede agregar sus propios bienes (espirituales y físicos) a los muchos bienes que ya están cimentados desde el pasado.

          Los sacerdotes deben ser conocidos por lo que son y por quiénes son. Ellos no son poderosos ni ricos, ni compiten con nadie ni se meten en política. Sino que simplemente dejan que la luz de Cristo brille a través suyo. Todos ellos, así como el resto de religiosos y laicos, han de ser la sal de la tierra, aportando buen sabor y no sabor amargo.

          La labor del sacerdote es guiar al pueblo de Dios según el modelo del Buen Pastor Jesucristo. Se trata de un liderazgo de servicio, en la sencillez, la humildad y la santidad. Significa celebrar la eucaristía con reverencia y no introducir prácticas innecesarias; visitar a los enfermos en sus casas y en los hospitales, ir a las cárceles, estar atentos a la situación de los pobres y ser la voz de los sin voz, sin ser partidistas.

          En la Nigeria contemporánea, donde algunos líderes predican la prosperidad y hacen alarde de una riqueza increíble en medio de una pobreza extrema, es fácil ver mi posición como arzobispo de Abuja. Yo estaré de parte de los débiles.

          Por otra parte, la Iglesia Católica siempre está dispuesta a contribuir al crecimiento y desarrollo de nuestra nación, apoyando espiritual y moralmente a nuestros políticos electos y funcionarios públicos a la hora de hacerles acertar en su ejercicio de servir con verdad y justicia a nuestra nación, y a sus 200 millones de habitantes.

          En el ejercicio de mi deber profético, buscaré respetuosamente dialogar con los líderes gubernamentales sobre el bien común. Recordaré a nuestros líderes que se acuerden de los pobres, de los jóvenes, de las viudas y de los huérfanos. Y también les recordaré las palabras de nuestro juramento e himno nacional: "Servir a nuestra patria con amor, fuerza y fe; y con corazón y fuerza crear una nación unida en la libertad, paz y unidad". Oraré con ellos y dialogaré sobre cómo se puede ayudar mejor a nuestra juventud.

          Nuestros líderes políticos deben ser fieles a las palabras de su juramento, servir en lugar de ser servidos, estar más cerca de su gente y no sólo en tiempos de elecciones, y sentir siempre su dolor y agonía en lugar de encerrarse en sus oficinas con aire acondicionado, o dedicarse a viajar en aviones o helicópteros para evitar las deplorables carreteras que se dejan sin mantenimiento durante años, o simplemente están mal construidas.

          Debe evitarse la tendencia a que los líderes se rodeen de personal de seguridad armado, o de perros de seguridad entrenados. Porque así se vuelven inaccesibles e insensibles a las necesidades de los pobres, los niños, los adolescentes, los jóvenes, las viudas, los huérfanos y todas aquellas personas comunes que se ven privadas de las comodidades sociales.

          Con las palabras de Filipenses (Fil 2, 2-4) exhorto a todos a estar unidos en nuestras convicciones y en nuestro amor, con un propósito común y una mente común: "Que no haya competencia ni presunción entre vosotros, sino que todo el mundo sea modesto y considere siempre al otro como mejor que tú. De modo que nadie piense en primer lugar en sus propios intereses, sino en los intereses de los demás". Sed pacientes conmigo, que soy un aprendiz lento y me llevará tiempo conocer las cosas, lugares y personas.

          Para todos los que han venido invoco las poderosas bendiciones de Dios. En latín decimos "ora pro nobis mutuo", que en nuestra lengua significa "oremos los unos por los otros". La paz sea con todos vosotros, y buen viaje de vuelta a vuestros respectivos destinos.

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  Act: 13/02/23         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A