Denunciar a los codiciosos que destrozan el planeta

Armagh,.12.junio.2023
Arzob.
.Eamon.Martin,.primado.de.Irlanda

          Queridos hermanos, las lecturas de la misa de este fin de semana nos hablan de ser humildes, una palabra latina (humus) que significa "arraigado, o de la tierra". Santo Tomás de Aquino escribió una vez que "la humildad significa vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, y saber que todo lo bueno que tenemos proviene de él como puro don" (Summa, q. 161). Hay también un hermoso himno en el libro de Daniel del AT (cap. 3), que describe a toda la creación alabando a Dios:

"Mares y ríos, bendecid al Señor; los delfines y todas las criaturas acuáticas, bendigan al Señor; las aves del cielo bendigan al Señor; todos los animales, salvajes y mansos, bendigan al Señor. Pueblos todos, bendecid al Señor; Sol y luna, y estrellas del cielo, bendecid al Señor; luz y tinieblas, bendecid al Señor".

          El papa Francisco I también ha retomado este tema sobre el cuidado de nuestra casa común, cuando dice: "Una vez que perdemos nuestra humildad, y nos cautivamos con la posibilidad de un dominio ilimitado sobre todo, inevitablemente terminamos dañando a la sociedad y al medio ambiente" (LS, 224). Hace 20 años, el papa Juan Pablo II ya dijo que el medio ambiente era como un "coro cósmico" cantando alabanzas a Dios "en la catedral de la creación" (GA, 10.7.22).

          Para este año, el papa Francisco ha vuelto a mencionar el "dulce canto de la creación" cantado por el "grandioso coro cósmico". Se trata de un Tiempo de la Creación que comenzará el 1 de septiembre, y se extenderá hasta el 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís (el santo que tenía un sentido maravilloso de toda la creación en armonía, bendiciendo y alabando a Dios).

          El lema escogido para dicho tiempo será "Escuchando la voz de la Creación", y recordará la historia del libro del Éxodo, en la que Dios se apareció a Moisés en la zarza ardiente. De pie y con asombro ante la presencia de Dios, Moisés humildemente se quitó las sandalias, pues estaba pisando tierra santa. Y Dios habló a Moisés diciendo: "He oído el clamor de mi pueblo, y conozco sus sufrimientos. Por eso Yo te envío, y estaré contigo" (Ex  3, 1-12).

          Lamentablemente, en estos días el coro cósmico parece estar desafinado, y el consenso entre los científicos apunta a la enfermedad de nuestro planeta, y al impacto destructivo que está teniendo el cambio climático. No parece, pues, que toda la creación esté cantando en armonía, sino que hay disonancia, con muchas notas incorrectas.

          Esa disonancia, o esa falta de armonía, se puede escuchar especialmente en el clamor de los pobres, en aquellas partes del mundo más afectadas por los efectos del cambio climático: sequías, fenómenos meteorológicos extremos, desertificación, deforestación, inundaciones, incendios... También somos muy conscientes de la amenaza a la biodiversidad, y la pérdida de tantas especies de criaturas y plantas.

          Y si no, fijémonos en la forma con que los recursos del mundo son tantas veces despilfarrados y explotados, por la codicia de los negociantes y por intereses estrechos de los políticos. Porque veremos sobre todo las amenazas a los grandes bosques del mundo, y el desplazamiento de los pueblos indígenas.

          El verano pasado asistimos atónitos a la devastación de los incendios forestales, a la pérdida de cultivos, a la destrucción de hogares y medios de subsistencia, a la tierra arrasada, a las inundaciones masivas y a temperaturas nunca antes registradas. Además de esto, la guerra de Ucrania continúa interrumpiendo la cadena alimentaria, contaminando aún más la atmósfera y exacerbando la enorme dependencia del mundo de los combustibles fósiles como el petróleo y el gas.

          Los esfuerzos globales continuarán en los próximos meses para abordar los problemas urgentes del cambio climático, basados en la Cop-27 de Egipto y en los esfuerzos de los líderes mundiales a nivel internacional. Pero no podemos dejar que los gobiernos resuelvan estos inmensos problemas. La humildad nos llama a cada uno de nosotros a compartir tanto la carga como la búsqueda de soluciones. En nuestra vida personal en el hogar, y en nuestras escuelas y comunidades, el desafío está en todos y cada uno de nosotros.

          Desde el punto de vista de la fe, Dios nos está llamando hoy, más que nunca, a ser administradores solidarios de la creación, a proteger y nutrir su viña y sus recursos, y no a desperdiciarlos egoístamente, ni a explotarlos ni a destruirlos despiadadamente o en exceso. El desafío de ser humildes, ante la maravilla de la creación de Dios, es aceptar que necesitamos un estilo de vida más equilibrado y menos derrochador, y que necesitamos "vivir más simplemente, para que otros puedan simplemente vivir".

          En octubre pasado, los líderes religiosos de todo el mundo se reunieron con todo tipo de expertos y concluyeron que actualmente estamos "en un momento de oportunidad y verdad", añadiendo que "las generaciones futuras nunca nos perdonarán si desperdiciamos esta preciosa oportunidad". "Hemos heredado un hermoso jardín", concluyeron allí, y "no debemos dejar un desierto a nuestros hijos".

          El papa Francisco también habló allí de "conversión ecológica", y lanzó una serie de preguntas: ¿Cómo puedo cambiar mi estilo de vida? ¿Cómo puedo usar más respetuosamente las cosas buenas de esta tierra que Dios nos ha dado? ¿Puedo hacer algunos sacrificios personales en respuesta al clamor de la tierra, y al clamor de los pobres? ¿Puedo aceptar que a veces menos es más?

          Oremos humildemente al Dios de la creación, con esta preciosa oración:

"Creador de todo, tu Palabra salió para crear una sinfonía de vida que canta tu alabanza. Llámanos también en este tiempo a los hombres, desde la zarza ardiente y con el fuego sustentador de tu Espíritu. Respira sobre nosotros, abre nuestros oídos y mueve nuestros corazones. Apártanos de nuestra mirada interior, enséñanos a contemplar tu creación, y haznos escuchar la voz de cada criatura declarando tu gloria. Ilumínanos con la gracia de seguir el camino de Cristo, mientras aprendemos a caminar con ligereza sobre esta tierra santa. Llénanos de la esperanza de apagar los fuegos de la injusticia con la luz de tu amor sanador que sostiene nuestra casa común".

          En el nombre de Aquel que vino a proclamar la buena noticia a toda la creación, Jesucristo, os imparto la bendición, y os deseo la paz y el amor de Dios. Amén.

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  Act: 12/06/23         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A