Dios eligió quedarse en el interior del hombre

Buenos.Aires,.6.junio.2022
Arzob.
.Mario.Poli,.primado.de.Argentina

          En esta solemnidad de la Santísima Trinidad, la liturgia nos permite elevar una oración de acción de gracias por nuestra iglesia porteña, que por providencia divina fue creada hace 400 años y nació como diócesis de la Santísima Trinidad del puerto de los Buenos Aires.

          ¡Quién hubiera podido imaginar que aquellos humildes comienzos, no sin graves pruebas y adversidades, y con mayoría de pueblos criollos y mestizos, iban a dar con el tiempo tan sorprendentes frutos pastorales! Porque allí fue iniciada una evangelización ininterrumpida, que durante 4 siglos nos fue dando testimonios ejemplares, que hoy nos abren un desafío por continuar.

          La obra misionera se abrió a todas las realidades que le permitían proclamar el evangelio, y para ello contó con obispos, sacerdotes, consagrados, catequistas, bautizadores, rezadores y generaciones de laicos, que dieron su vida por el reino de Dios y su Iglesia.

          A pocos años de su fundación, nuestra Iglesia recibió una luz del cielo, que confirmó los pasos del evangelio sobre terreno seguro, cuando "una humilde imagen de su limpia y pura Concepción, se quedó milagrosamente junto al río Luján, como signo de maternal protección sobre el pueblo que peregrina en la Argentina".

          Con la solemnidad de la Santísima Trinidad, los cristianos renovamos nuestra fe bautismal en un solo Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Desde nuestro bautismo, en él hemos puesto nuestra esperanza y nuestra confianza. Ese es el misterio central de la fe, y nuestras vidas están en sus manos.

          En la 1ª lectura, el libro del Éxodo nos permitió acercamos a Moisés, elegido para recibir de Dios la ley que guiará a su pueblo. Gracias a su intimidad con el Dios que se le revela, conocemos los atributos que lo definen como un ser "compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y rico en amor y fidelidad" (Ex 34, 6). Y por la confianza que Dios le dispensaba, Moisés se animó a pedirle lo que todo hombre de fe aspira: "Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros" (Ex 34, 9).

          Así expresó Moisés el sentimiento de todo el que cree, porque todos deseamos que Dios sea nuestro compañero de camino, que se quede a nuestro lado y que muestre su presencia constante, a pesar de que no lo merecemos. Acudamos a su misericordia, porque somos sus hijos, la obra de sus manos.

          Este Dios conversaba con Moisés "cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo". Desde el comienzo Dios se manifestó cercano y confidente al hombre, y al mismo tiempo exigente. Es el Dios que hizo una alianza de amor con su pueblo Israel, y a pesar de sus infidelidades y apostasías no llevó a cabo su ira contra él, sino que siempre renovó su alianza, como lo dijo por boca de su profeta: "Mi corazón se subleva contra mí, y se enciende toda mi ternura" (Os 11, 8).

          A pesar de que la Trinidad dejó sus huellas y la impronta de su ser en la bella creación, y se reveló al pueblo de Israel (acompañándolo en el camino hacia la tierra prometida), su ser más íntimo (como Trinidad Santa) y su fuente de amor inacabable prefirió quedar oculta, hasta la encarnación de su Hijo Jesús y el envío del Espíritu Santo.

          El evangelio de Juan nos abre la mente para comprender hasta qué punto llega el amor divino: "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna" (Jn 3,16). El Crucificado es el signo más evidente de cuánto Dios nos ama a cada uno de nosotros, porque el que abrazó la cruz es el "Hijo predilecto" del Padre (Mt 3, 17), y lo hizo en un acto de obediencia que "conoció el extremo" (Jn 13, 1).

          Pero ese amor no se queda en la comunidad trinitaria, sino que tiene un destino, como explica San Pablo: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, por medio del Espíritu Santo que nos fue dado". (Rm 5, 5). ¡Qué alegría nos da saber que el Espíritu de amor trinitario, entre tantos lugares que ofrece este mundo universo, eligió quedarse en el corazón de cada hombre y mujer, invitándonos a creer que "el Padre envió a su Hijo para que el mundo se salve por él"! (Jn 3, 17).

          Para los cristianos, la presencia de Dios en cada ser humano constituye su dignidad inviolable, porque así lo prometió Jesús: "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él" (Jn 14, 23). La Trinidad es amor que se comunica: "El Padre es quien lo da, por mediación de aquel que es su Palabra, lo que el Espíritu distribuye a cada uno" (San Atanasio).

          San Juan Pablo II nos dejó una imagen bella y profunda de este misterio Uno y Trino: "Nuestro Dios en su misterio más íntimo no es una soledad, sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la esencia de la familia que es el amor. Este amor en la familia divina es el Espíritu Santo" (Puebla, 27-1-1970). Del mismo modo se espeja la Santísima Trinidad en la Iglesia que es la familia de Jesús, y lo es ya que ella se congrega como "una muchedumbre reunida por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" (Lumen Gentium, 4).

          Si alguien se pregunta dónde habita el Dios trinitario, las divinas Escrituras nos responden: "Él no está lejos de cada uno de nosotros. En él vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17, 27-28). Nadie puede sentirse huérfano en esta vida, porque Dios es Padre de todos. No estamos solos, pues Dios en su santa Trinidad se hizo íntimo a nosotros, y "en él todo habla de misericordia, y nada en él es falto de compasión" (Año de la Misericordia, 2015).

          Tenemos tantos motivos para dar gracias a la Santísima Trinidad. Y para que nunca nos falte su gracia y amistad, hoy le pedimos que nos siga acompañando en el camino del evangelio. Gloria al Padre que es Amor, gloria al Amor crucificado y gloria al Espíritu de Amor que nos impulsa para hacer de nuestro Sínodo Arquidiocesano de Buenos Aires un espacio de comunión y renovación.

.

  Act: 06/06/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A