La Iglesia se construye en torno al altar de Jesucristo

Malinas,.15.mayo.2023
Arzob.
.Jozef.Kesel,.primado.de.Bélgica

          Queridos hermanos, estoy muy feliz de estar hoy aquí con vosotros, con motivo de la consagración del altar de esta Basílica de Hanswijk de Malinas. Particularmente en este lugar de María, que es la que nos lleva a su Hijo Jesucristo. Así que aquí podremos encontrarnos con él, escucharle y sentarnos a su mesa. Si sois de verdad cristianos, y queréis seguir siéndolo, empezad vuestra vida por aquí. 

          Estamos en un lugar que nos alimenta y fortalece, sobre todo cuando aquí escuchamos la palabra de Dios. Porque es a través de la palabra como Dios entra en contacto con nosotros, y comparte sus cosas con nosotros. No hay otra forma de convertirse en creyentes que escuchando, una y otra vez, la palabra de Dios. Y para Dios no hay otra forma de ponerse en contacto con nosotros que hablando, a través de su Palabra.

          Pero en este lugar no sólo encontraréis la palabra de Dios, sino también la mesa de Dios, no sólo el atril sino también el altar. La palabra es ya un signo de que Dios quiere encontrarse con nosotros, de que él busca conexión y amistad. Pero la mesa lo es aún más, porque si él te invita a su mesa y a su fiesta, entonces sabes que perteneces a su familia y a su círculo de verdaderos amigos. De hecho, es todos juntos, en torno a su mesa, como los cristianos nos convertimos en familia de Dios.

          En esta basílica, por tanto, no sólo os construiréis como personas, a través del atril, sino también como familia, en torno al altar. El altar, por tanto, está y es el centro de la Iglesia.

          Es altar es el lugar sobre el que depositamos los dones (pan y vino), para hacer lo que Jesús nos pidió que hiciéramos. La mesa es el lugar en el que recibimos el cuerpo y la sangre del Señor. Nosotros no tenemos mucho que ofrecer (tan sólo pan y vino), pero lo que recibimos a cambio es enorme: el Señor mismo.

          El altar, por esto último que decía, no es tan sólo una mesa familiar, sino que para estar a la altura tiene que ser consagrado. De hecho, es el único lugar de la Iglesia que es ungido, y que no se utiliza para nada más después de ser utilizado. Es el lugar de lo más sagrado que tenemos: Jesucristo, que también es el Cristo o Ungido. Es por eso que el altar está siempre rodeado de la mayor reverencia, y es para nosotros un signo de veneración, de inclinación y de alabanza. 

          No olvidemos nunca que, cuando estemos reunidos en torno a este altar, siempre estamos reunidos alrededor de Jesucristo, y unidos entre nosotros. Y que para que nosotros mismos lleguemos a ser ungidos, es decir, "cristianos dignos de este nombre", hemos de rodear frecuentemente este altar, con la mayor reverencia.

          Queridos amigos, eso es lo que os deseo hoy: que la reconsagración de esta Basílica de Hanswijk, y la consagración de este nuevo altar, sean una llamada a tomar en serio vuestra vocación de cristianos, con nueva inspiración. El altar estará consagrado para que vosotros mismos seáis ungidos, personas que tratan de vivir la palabra de Dios y que se reúnen frecuentemente con su nueva familia: la familia de Dios. Y todo ello siendo amables y misericordiosos con los demás, y solidarios con los necesitados. Como dice la liturgia, "condúcete como a la luz del día, y revístete del mismo Cristo".

          Pero la basílica es también una iglesia de peregrinación. Muchos vienen aquí para estar con María y para pedir su intercesión. Pues bien, una y otra vez ella se refiere a su Hijo, y hoy aquí nos dice lo que también dijo en Caná: "Haced lo que él os diga". Haz lo que él dijo, aquí en la mesa de la eucaristía y en la vida cotidiana. Es verdad que no es fácil ser cristianos en el mundo de hoy, pero ¡merece la pena intentarlo! Sobre todo porque es algo muy hermoso. Ésa es mi esperanza y mi oración para vosotros en el día de hoy, para que al salir de aquí os apoyéis y os ayudéis mutuamente en esto.

          Jesucristo está a nuestra puerta y está llamando. Y quiere entrar y ser recibido. Él quiere habitar con nosotros, hablar con nosotros y cenar con nosotros. Por eso hay iglesias, y altares en el centro de las iglesias. ¡A encontrarse con él! Ése es el motivo de restaurar bellamente esta basílica. Lo escuchamos de Isaías: "Venid, subamos al monte del Señor".

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  Act: 15/05/23         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A