Estamos casados con Cristo, en matrimonio eterno

Honolulú,.6.mayo.2024
Arzob.
.Larry.Silva,.primado.de.Hawai

          Queridos hermanos, ¿sabéis cómo se dice handcuffs en español? Esposas ¿Y qué significa esposa en español? Handcuff. Por supuesto, bromeamos diciendo que cuando una pareja se casa, cada uno se pone una esposa porque ambos estarán unidos de por vida, renunciando así a la propia libertad para que la relación funcione. Pero lo que sí es verdad es que, al final, nadie les obliga a casarse.

          La pareja asume este compromiso, de estar unidos como un solo cuerpo hasta que la muerte los separe, libre y alegremente. Y en ello encuentra recompensas, porque ambos aprenden el verdadero significado del amor fiel, fructífero y permanente. Si la pareja elige realmente permanecer unida, el uno al otro, y durante toda la vida, su separación en la muerte será extremadamente difícil, porque la profundidad del dolor se mide por la profundidad del amor.

          Jesús nos habla hoy del matrimonio. Pero lo hace de una manera diferente a como estamos acostumbrados a pensar. Si bien el amor nunca muere, el matrimonio sólo durará hasta la muerte, y quienes alcancen el reino celestial ni se casarán ni se darán en matrimonio. De hecho, podemos decir que entonces quedarán libres, para unirse libremente a Cristo en una íntima y santa comunión que durará para siempre, en una unión nupcial con Cristo.

          La semana pasada estuvimos hablando de la eucaristía, y hoy os invito a que reflexionéis sobre cómo ella representa vuestra unión nupcial con Cristo, haciéndoos los dos una sola carne. Este vínculo durará para siempre, y lleva consigo un amor que os unirá íntimamente a Cristo, y os enseñará a amar como Cristo ama. Es en lo que consiste el amor nupcial entre el Esposo y la Esposa, que nos hace fructíferos en el mundo y que produce nuevas descendencias para el Reino. Por la eucaristía consumamos el matrimonio personal con Cristo, y como Iglesia nos convertimos en un solo cuerpo, un solo espíritu.

          Pero seamos honestos, porque este amor esponsal con Cristo tiene sus recompensas, pero también sus sacrificios. Es decir, supone ponerse las esposas, a veces de forma abnegada y dolorosa. De manera eucarística, para Cristo supone encadenarse a nosotros pecadores, hacerse nuestro servidor y entregarnos su vida. De manera real, a él supuso morir en una cruz, dando su vida por nosotros.

          Los hermanos y la madre que hemos leído en el libro de Macabeos son ejemplos de aquellos que supieron encadenarse íntimamente a Dios, y fueron lo suficientemente libres como para soportar la tortura y la muerte, antes que alejarse de su Amante eterno. En ese sentido, supieron encadenarse y esposarse a Dios. ¡Demos gracias a Dios cuando lleguen estos momentos!

          Para los que hemos elegido casarnos con Jesucristo, ponernos las esposas significa quedar unidos a él para siempre, atando nuestras manos a las suyas para no hacer nada que él no quiera, ni tendérselas a cualquier otro amante.

          Tenemos la bendita seguridad de que fue Jesús el que quiso acercarse a nosotros, y unirse a nosotros para siempre, y establecer un vínculo que nunca podrá romperse, tanto para lo malo (el sufrimiento) como para lo bueno (una gloria insondable). Cuando nos unimos a Cristo Cabeza nos hacemos una sola carne con él, pero también con los demás miembros de su cuerpo, que es la Iglesia. Somos así todos parte ya de Dios, de ese Dios Trino que nos ama y siempre nos amará.

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  Act: 06/05/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A