Estudiar las raíces, para crecer en la fe

San.Salvador,.7.marzo.2022
Arzob.
.José.Luis.Escobar,.primado.de.El.Salvador

          Sabemos que el pueblo no quiere andar por sombras de muerte, y que tiene sed de vida y felicidad en Cristo, al que busca como su fuente de vida. El pueblo anhela esa vida nueva en Dios (DA, 350), y es por esto que me siento llamado a reflexionar sobre el papel de la Iglesia en este asunto. Sobre todo tomando fuerzas en el Señor, para seguir caminando con el pueblo en sus gozos y tristezas, y sobre todo con los pobres y cuantos sufren (GS, 1).

          Se trata de la esencia de la Iglesia, muy bien descrita por los obispos conciliares, y que nosotros estamos llamados a hacer vida. Pues la Iglesia, "entidad social visible y comunidad espiritual", avanza juntamente con toda la humanidad, experimenta la suerte terrena del mundo, y "su razón de ser es actuar como fermento y como alma de la sociedad, renovándose en Cristo y transformándose en familia de Dios" (GS, 40). Qué nuestro amado obispo y mártir, San Oscar Arnulfo Romero, nos ayude a continuar esta misión de fidelidad al evangelio, en esta 2ª centuria que la República de El Salvador acaba de empezar.

          Al clero diocesano y religioso me dirijo en 1º lugar, para agradeceros vuestro sí incondicional a la llamada de Dios y ese trabajo silencioso que hacéis por su Reino, muchas veces ignorado para la gente pero nunca desapercibido para Dios. Continuad en la misión que Dios os ha confiado, desde el día de vuestra consagración. Tenemos muy buenos modelos de vivencia del sacerdocio, de hombres que han vivido con fidelidad y radicalidad su misión de pastorear, y que han evangelizado el rebaño a ellos entregado sin olvidar su promoción social y la defensa de sus vidas. Hombres que entregaron desde sus bienes materiales hasta su sangre, en el trabajo diario por hacer presente el reino de Dios.

          Que para nosotros el pasado sea un desafío, a fin de que sepamos estar a la altura de lo mejor de nuestra historia y seamos capaces de responder, con fidelidad creadora, a los retos de nuestro tiempo (DP, 10). Pidamos para ello a Dios que nos ayude, sobre todo a la hora de santificar nuestro sacerdocio todos los días y hasta el fin de nuestras vidas. Y que muramos en el servicio misericordioso y alegre al pueblo de Dios.

          A los religiosos y religiosas me dirijo en 2º lugar, para que juntos demos gracias a Dios por cada uno de vuestros fundadores, ya que fueron ellos quienes permitieron que hombres y mujeres sigan respondiendo a la llamada de Dios. Actualizad sus ricas enseñanzas y sus mensajes fundadores, continuando con bríos renovados la misión que el Señor os ha encomendado, haciendo sensible a todos el reino de Dios.

          A los funcionarios del gobierno os pido que reviséis concienzudamente la historia, porque tras la independencia del Salvador la situación ha empeorado respecto a la época colonial precedente (la de hace 500 años), y muchos crímenes actuales, de hoy día, siguen impunes. De ustedes depende no seguir denigrando los derechos de este pueblo, ni ignorar su voz. De ustedes depende no utilizar a este pueblo como escalera, recurriendo a odios y resentimientos. Que no sea así, sino trabajad en pro del pueblo, y yo rogaré a Dios para que así sea.

          A los educadores os exhorto a enseñar a las nuevas generaciones la historia de este país y de este continente, para que conozcan su pasado tal cual fue, y aprendan maneras creativas para superar los problemas. La historia debe enseñarse tal cual es, y no para avergonzarse sino para rectificar los caminos.

          A los jóvenes me dirijo con cariño especial, pues vosotros sois, como dijo recientemente el papa, la generación que puede salvar a este mundo. Os encomiendo que estudiéis y crezcáis en la fe. No aprendáis a ser católicos de domingo y de fiestas, sino llevad a la práctica una fe adulta. Pero para llegar a ese punto se necesita el estudio serio de la palabra de Dios en alguna escuela de teología, escuela bíblica o escuela de catequesis. Y se necesita la pertenencia a cualquiera de los grupos juveniles que la Iglesia tiene, así como frecuentar los sacramentos y tener una vivencia en la vida diaria.

          Queridos jóvenes, valorad y aprovechad esa energía que Dios os da, porque la vida transcurre pronto y debéis dar frutos de excelencia desde ya. Pedid a Dios que os dé el Espíritu Santo, como el rey Salomón hizo en su día. Y que la sabiduría divina os haga vivir largamente y con sensatez.

          A los pueblos originarios de El Salvador os exhorto a continuar cuidando y promoviendo entre las nuevas generaciones los valores de vuestra cultura. Es de alabar en ustedes la fe sencilla, que habéis guardado fielmente con el paso de los siglos. Y también el amor por las cofradías, que os enseñaron hace ya 500 años los padres dominicos y franciscanos. No permitáis que nadie os arrebate vuestra riqueza cultural, y escribid vuestra historia. Qué Dios os bendiga mucho, y que podamos trabajar conjuntamente en la tarea evangelizadora.

          Al pueblo de Dios en general me dirijo para concluir. Trabajad en la salvación del mundo que os ha tocado vivir, para hacer de esta historia una historia de salvación. E igual que a los jóvenes, os pido que estudiéis profundamente vuestra fe, asistiendo a cualquier escuela que la Iglesia os ofrezca. Frecuentad los sacramentos y hacedlos vida, y no os conforméis con una fe de domingo o de fiestas. Vivid la fe todos los días.

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  Act: 07/03/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A