Hacer realidad los sueños de Jesús

Seúl,.15.agosto.2022
Arzob.
.Peter.Chung,.primado.de.Corea

          La sinodalidad es parte integrante de la esencia de la Iglesia, pues la Iglesia vive del Espíritu Santo y no sólo de las estructuras existentes. Esto significa que el Consejo Universal de los Obispos, o el espíritu de cada diócesis, ha de manifestarse también en cada parroquia y en cada consejo parroquial, pues la Iglesia es un todo en cada una de sus partes, y bajo ese espíritu vive, y se hace presente, y cumple su misión en el mundo.

          En este espíritu sinodal de la Iglesia, cada cristiano tiene su propia identidad, y juega un papel clave, y ha de caminar de la mano del hermano que tiene a su lado. Pues ha recibido el Espíritu Santo a través de su bautismo y confirmación, y como recordaba el Concilio Vaticano II, "todos los bautizados, clérigos o laicos, están llamados a participar activamente en la misión eclesial, como miembros dotados de diversas gracias y dones para la renovación y edificación de la Iglesia".

          El magisterio del papa y de los obispos es la voz viva del pueblo de Dios, y el encargado de explicar el sentido de la fe, y de tomar las decisiones pastorales más acordes con la voluntad de Dios. En este sentido, el papa Francisco I ha declarado que se lleve a cabo una nueva revisión de este espíritu sinodal de la Iglesia, en el que todas las iglesias locales jueguen un papel fundamental.

          En nuestra archidiócesis de Seúl también se está llevando a cabo este proceso sinodal, como una ayuda útil para hacer hablar al pueblo y conocer su voz. Eso sí, lo haremos de la mano y en colaboración con los teólogos, porque se trata de experiencias de la vida real que han de ser contrastadas con las realidades de la fe.

          El objetivo de este proceso no es tan sólo hacer una serie de actividades, con un principio y un final, sino que es llegar a Dios, y desde él coger nuevo vigor y captar cuál es el camino hacia la comunión y misión que él quiere para su Iglesia del tercer milenio, y qué tipo de vida estamos llamados a vivir, y qué tipo de relación quiere Dios con la humanidad.

          De lo que se trata es de escuchar lo que dice el Espíritu Santo a las iglesias, y para eso necesitaremos recurrir al estudio de la Biblia y de la palabra de Dios. También habremos de recurrir a la tradición viva de la Iglesia, y también escuchar a los marginados y discernir los signos de los tiempos.

          En este sentido, el propósito de este Sínodo Mundial no es crear más documentos, sino saber que el Señor nos ha llamado, y cuáles son los sueños que como Iglesia estamos llamados a cumplir. Lo más importante es que alcancemos una experiencia viva de discernimiento, de participación y de corresponsabilidad. Y busquemos las diversas gracias que son necesarias para la misión de la Iglesia en el mundo.

          Os lanzo a continuación una serie de preguntas que es preciso que nos hagamos todos, para que sean las que guíen nuestros trabajos y nos permitan caminar juntos, y analizar juntos el evangelio. Oremos al Espíritu Santo para que nos ayude a convertirnos, al tiempo que vamos dando los pasos de este proceso local sinodal.

          Nuestro lema general será Fraternidad, Participación y Misión, los 3 pilares de la Iglesia, cada uno de los cuales enriquece, por sí mismo, a los demás.

          1º Comunión, porque Dios es amor profundo trinitario, y a nosotros nos une de diversos pueblos a través de esa voluntad amorosa que él tiene.

          2º Participación, porque todos los que hemos sido integrados en el pueblo de Dios nos tenemos un profundo respeto, y entre todos juntos hemos de analizar, discernir y aconsejar qué es lo que hay que hacer, haciendo un esfuerzo genuino para que no falte nadie en este proceso.

          3º Misión, porque la Iglesia existe para la evangelización de todos los seres humanos, especialmente de los que viven en los márgenes espirituales, sociales, económicos, políticos, geográficos y existenciales.

          Es importante que se sigan los principios anteriores, a través de un despliegue que debe incluir:

-accesibilidad, ayudando a que puedan llegar desde todas las ubicaciones, idiomas, niveles educativos, clases socioeconómicas y discapacidades;
-transparencia, comunicando de forma clara los procesos que se van a llevar a cabo;
-concienciación, intentando que haya diversidad dentro del grupo local;
-inclusión, inclinándonos especialmente a quienes se sientan excluidos o marginados;
-respeto, sobre todo a la dignidad y opiniones de todos los participantes;
-equidad, haciendo participar a todos equitativamente, con suficiente tiempo para escucharse correctamente;
-síntesis precisa, que incluya fielmente la crítica y las opiniones expresadas por el más pequeño número de participantes.

          Tras este proceso sinodal, la Iglesia y nuestra Iglesia de Seúl ha de inspirar a las personas a soñar, a hacer florecer sus esperanzas, a fomentar la confianza, a cerrar las heridas y a forjar nuevas y más profundas relaciones, aprendiendo unos de otros.

          Dejaos llevar, iluminad vuestras mentes, dad calor a vuestros corazones, y empoderad vuestras manos para llevar a cabo esta misión. Porque este viaje requerirá que renovemos nuestra mentalidad, y si es necesario la estructura de la Iglesia, si eso sirve para servir más eficazmente al advenimiento del reino de Dios. Que el Espíritu Santo nos ilumine a todos y a cada uno de nosotros.

.

  Act: 15/08/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A