Implicarse en las tragedias, como los que más
Queridos hermanos, en primer lugar permítanme expresar mi más sincero agradecimiento, en nombre del pueblo de Nepal, a todos los que nos están enviando su gran amor, cuidado, preocupación, oración, bendición y solidaridad, y la ayuda generosa que están ofreciendo a los afectados por el terremoto. Sirvan estas palabras de consuelo e inmensa fuerza a las familias que han perdido a sus seres queridos, o sufren las heridas o buscan a sus familiares desaparecidos. Agradecemos la amable implicación que nos ha llegado de todas partes, y que hayan sido uno con nosotros. Como sabéis, un devastador terremoto de 7,8 se ha cobrado la vida de más de 9.000 personas, ha dejado malheridas a casi 22.000, ha destruido 130.000 casas y ha afectado a 8 millones de personas. Al norte de Katmandú, aldeas enteras están en ruinas y aisladas. Los helicópteros no pueden aterrizar en las zonas montañosas, y las carreteras han quedado destruidas. Los residentes necesitan desesperadamente tiendas de campaña para protegerse de la lluvia y del frío, y urgentemente agua, alimentos y servicios sanitarios. Caritas Nepal, y las federaciones de Cáritas Internacional, están emprendiendo un trabajo masivo de socorro, y desde diferentes partes de Asia nos están llamando por teléfono para ofrecernos sus oraciones y apoyo. Agradezco la visita del cardenal Antonio Tagle de Manila, presidente de Cáritas Internacional, y su implicación personal en las zonas afectadas por el terremoto. También agradezco el apoyo conjunto del venerable Renchen, representante de la comunidad budista, Manohar Prasad Sah, de la comunidad hindú, Narayan Sharma, obispo de la comunidad evangélica, y Mohammad Sannaulha, imán de la Mezquita Jame de Katmandú. Yo mismo experimenté el calvario que vivió la gente cuando ocurrió el terremoto. Estaba bajando una colina empinada con mi chófer, tras una visita sacerdotal, cuando oí un ruido como el de un helicóptero. La tierra empezó a temblar, las casas a derrumbarse como un castillo de naipes, y las piedras a rodar hacia abajo desde las colinas. Vi también numerosos animales muertos por la caída de los establos, y muros de piedra hechos añicos. Ahora vengo de realizar un viaje de 5 horas a las zonas más afectadas de Katmandú, a través de senderos cubiertos de nieve, y de reunirme con los residentes locales. Creo que el mayor desafío presente es el factor tiempo. El tiempo se acaba para las víctimas, y puede que ya sea demasiado tarde para muchos. Los edificios de Katmandú se ha venido totalmente abajo, y si esta es la situación en la capital, imaginémonos las áreas remotas. Durante mi visita a la Parroquia San Ignacio de Banyatar me he reunido con numerosas familias hindúes y católicas que se han refugiado en la iglesia, y hemos estado rezando con los heridos. Me han contado cómo Michele Ghale, una niña de 9 años, había muerto cuando su casa se le cayó encima. De otras 15 familias católicas no tenemos el rastro. El cocinero de la parroquia, Sharki Ghale, me presentó a su esposa Temaya y a su hija Dilasha, ambas con moratones por el derrumbe de su casa. Una niña de 4 años, Sujina Ghale, casi es incinerada al haber sido dada por muerta, mientras su madre Chaju Ghale salía a buscar socorro. Pero también estoy preocupado por la situación en los pueblos, porque las personas afectadas morirán lentamente a menos que se intensifiquen y coordinen bien las labores de socorro. Aquí se ve, sobre todo, a gente haciendo cola para conseguir agua. Si no tienen agua potable, medicamentos y un refugio, estallarán epidemias y será una gran tragedia. Las Cáritas de India y Australia están ya aquí para ayudarnos, y serán ellas las que coordinen y gestionen las obras asistenciales que ofrecerá nuestra Iglesia de Nepal, con su experiencia en este tipo de acontecimientos. Queridos hermanos, el terremoto ha sacudido nuestra querida tierra de Nepal, y se ha llevado por delante a miles de seres queridos y millones de enseres personales. Pero no ha podido llevarse nuestro espíritu indomable, y aquí estamos, a la altura de las circunstancias. Toda la Iglesia se ha puesto en pie para socorrer esta tragedia, y Cáritas Internacional ya está distribuyendo tiendas de campaña y 30 toneladas de suministros, así como tabletas purificadoras de agua y botiquines de higiene y primeros auxilios. Por favor, oremos unos por nosotros, para que tengamos el coraje de continuar adelante en este momento tan difícil. .
|