Sin conversión no se puede creer ni anunciar el evangelio

Basilea,.5.febrero.2024
Arzob.
.Félix.Gmur,.primado.de.Suiza

          Queridos hermanos y hermanas en Cristo, al escribir esta carta pastoral recuerdo las numerosas inquietudes que me habéis expresado hasta el día de hoy, de diversas maneras. También pasan por mi mente los encuentros y conversaciones que he tenido con vosotros, en las que me habéis expresado vuestras sugerencias, expectativas, incomprensiones e incluso enojos. Me gustaría seguir escuchando y agradeciendo vuestras aportaciones, para saber lo que tenéis en mente en cada momento.

          En líneas generales, he escuchado de vosotros el siguiente tenor básico: necesitamos un cambio. En el lenguaje de la Biblia, esto significa arrepentimiento. Nuestra comunidad eclesial necesita arrepentimiento, al igual que lo necesitó el pueblo de Nínive. Los ninivitas reconocieron que necesitaban un nuevo comienzo, y supieron volver a Dios. Se arrepintieron y experimentaron el cuidado de Dios.

          Nínive no nos proporciona una receta concreta para nosotros, ni cómo es ese nuevo comienzo, ni cómo hemos de actuar aquí y ahora. Sobre todo porque cuando se trata de cómo renovar la Iglesia, las diferentes personas y opiniones difieren. El espectro de opiniones es amplio, incluso mayor de lo que nos muestran los medios de comunicación. Sin embargo, estoy convencido de que es posible crecer y profundizar en este proceso, como cristianos y como comunidad eclesial.

          Nuestra fuerza está en trabajar juntos, en el respeto mutuo, en reconocer la buena voluntad de la otra persona y en tener conversaciones honestas. A todos nos apasiona una Iglesia unida, y la búsqueda de formas creyentes de vida que tengan carisma y sean atractivas. Pero ¿dónde está el denominador común, dónde está el punto de conexión? Yo veo en las palabras de Jesús una pista sobre el fundamento de todo: el arrepentimiento real. 

          Para los ciudadanos de Nínive, la llamada a la conversión de Jonás supuso el reconocimiento del fracaso y la culpa. Es decir, que la Iglesia ha de saber reconocer su fracaso como institución, sobre todo en los casos de abusos de poder. Y de esto hay que arrepentirse, y preocuparse de forma especial por los afectados.

          En el evangelio, la llamada de Jesús al arrepentimiento se refiere al anuncio del reino salvador de Dios. "El reino de Dios está cerca", dice Jesús, que continúa: "Arrepentíos y creed las buenas nuevas". La experiencia del reino de Dios, y la creencia firme en que Dios obra en nuestra vida, ha de preceder a la conversión, e incluso motivar la conversión en nuestras vidas.

          Cada creyente puede decir algo al respecto, pero en general es la fe y la esperanza, en Jesucristo y en su mensaje, lo que nos une a todos, y la firme expectativa de que este mensaje se difunda a través de la Iglesia, y pueda llegar a la gente. Lo que nos une a todos los involucrados en la Iglesia, sin importar cuán individuales sean nuestras biografías, es que hemos tenido una experiencia exacta de Dios y de la obra de Dios.

          Convirtámonos, pues, con remordimiento sincero, y nuestra conversión llegará a esas personas a las que todos queremos llegar. Y sepamos que, a pesar de las adversidades, no estamos solos, sino que la voluntad de Dios nos precede y llevará a buen fin todos nuestros esfuerzos.

          La Iglesia se basa en la confianza en Dios, y también en las personas que componen la Iglesia. A pesar de nuestras limitaciones como institución, tenemos un gran tesoro: que todos somos Iglesia, que Dios está con nosotros, y que Jesús está atento y sensible a nuestras necesidades. Esta conversión y convicción hará visible el reino de Dios, en muchos lugares y en muchas personas.

          Os agradezco, queridos hermanos, vuestra confianza durante este tiempo. Os agradezco vuestros pensamientos, compromisos, consideraciones, paciencia y oración. Que el Espíritu Santo recorra nuestra Iglesia, le inyecte un soplo de aire fresco y la ponga definitivamente en pie.

.

  Act: 05/02/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A