La misión del profeta consiste en escuchar a Dios

México.DF,.21.febrero.2022
Arzob.
.Carlos.Aguiar,.primado.de.México

          La palabra de Dios de hoy nos narra la misión del profeta desde distintas experiencias, tiempos, ambientes y personas.

          En la primera lectura escuchamos a Jeremías, a quien le tocó vivir los tiempos inmediatamente previos a la destrucción de Jerusalén y su templo, y el consecuente destierro de los israelitas a Babilonia bajo la condición de esclavos. Jeremías cumplió su misión cabalmente, pero el pueblo no lo escuchó ni dio crédito a sus palabras. Al contrario, fue duramente perseguido y amedrentado por las autoridades. Sin embargo, él fue siempre fiel a su misión, con frecuentes e insistentes intervenciones.

          En el evangelio de hoy Jesús se presenta para superar ese estigma popular. Lo hace en el lugar correcto (en la sinagoga de Nazaret), y precedido de una buena fama (ganada en Cafarnaum). Pero a pesar de la inicial reacción favorable de la comunidad, ésta enfurece al punto de intentar desbarrancarlo.

          La reacción negativa de los paisanos de Jesús es consecuencia de sentirse heridos, ante la advertencia de Jesús de que la rivera del lago de Galilea sí había respondido a su predicación, siendo como era un lugar de paso de caravanas (de Egipto al norte y viceversa) y un lugar de negocios y de vicios. Mientras que Nazaret no se había convertido, siendo como era pequeña y de montaña, alejada del comercio y del tránsito de personas, y fiel a las tradiciones.

          Pero ¿cómo se atreve Jesús a expresar estas odiosas comparaciones? Una enseñanza está clara: jamás debemos exigir a Dios una intervención milagrosa. La podemos pedir, pero será siempre un regalo el concedérnosla. Además, debemos considerar que la gracia de Dios (y sus intervenciones) tiene el objetivo de atraer a los pecadores más rebeldes y transformar su corazón, descubriendo el amor que Dios tiene por todos sus hijos.

          Al obtener para nosotros la condición de hijos adoptivos de Dios, mediante el bautismo, Jesús nos ha llamado a ser profetas, para dar a conocer los proyectos de Dios y para testimoniar con nuestras propias vidas el amor de Dios por todas sus criaturas.

          La misión del profeta consiste en escuchar la voz de Dios, discernir los signos de los tiempos a través de los acontecimientos y escudriñar la palabra de Dios en los evangelios y en los demás escritos bíblicos. Y una vez descubierta y clarificada la voluntad de Dios, transmitirla a través del testimonio y de la relación personal y fraternal.

          Desde nuestro bautismo todos los cristianos recibimos la participación en el sacerdocio común, también llamado sacerdocio de los fieles. Preguntémonos hoy si he desarrollado en mí la conciencia de ser profeta, y si he tenido la experiencia de la presencia de Dios, mediante la asistencia del Espíritu Santo.

          Para ser auténticos profetas, hoy San Pablo ha recordado el camino del amor, describiendo sus características. Viviendo el amor, seremos auténticos profetas. Sobre todo para que no perdamos el rumbo ni nos desesperemos ante la injusticia, las calumnias, la violencia, el odio y las venganzas.

          La fe consiste en tener la confianza y fidelidad a la hora de creer la palabra de Jesucristo y sus enseñanzas. La esperanza consiste en mantener encendida la luz de dichas enseñanzas por encima de cualquier adversidad, conflicto, confrontación, sufrimiento o incomprensión. Y el amor vendrá como consecuencia de todo ello, al confirmar de diversas maneras (casi siempre inesperadas y sorpresivas) que Dios no te abandona nunca, y siempre mantiene firmes sus promesas.

          Acudamos a María de Guadalupe como madre de la Iglesia y madre nuestra, ella que en su vida fue ejemplar a la hora de depositar su confianza en la palabra que el arcángel Gabriel le transmitió, en nombre de Dios. Pues aunque parecía imposible lo que se le pedía, ella no dudó en responder con claridad y contundencia: "Hágase en mí según lo que me has dicho". María vivió bajo la sombra del misterio, pero con fe y plena confianza en Dios.

          Pidámosle a María ser profetas como ella lo fue. Y aprendamos de ella a creer con fidelidad, a vivir la esperanza con plena confianza, y a dar testimonio del amor mediante la comprensión, el servicio y la humildad.

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  Act: 21/02/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A