La falta de oración aleja de Dios y de la misión

Maribor,.29.enero.2024
Arzob.
.Alojzij.Cvikl,.primado.de.Eslovenia

          Queridos hermanos y hermanas, os saludo cordialmente y os deseo que el año que comienza esté lleno de las bendiciones, la alegría y la esperanza de Dios.

          El domingo del bautismo de Jesús, con el que concluimos la temporada navideña y retomamos el nuevo año eclesial, nos recuerda que el bautismo es la introducción en la misión salvadora de Jesús, y que la voz del cielo ("este es mi Hijo amado") nos dice la verdad esencial sobre Jesús. Por tanto, este acontecimiento representa la totalidad de la entrada del Salvador en nuestro mundo y en nuestras vidas, y por él recibimos una participación en todo lo que Jesús ha sido desde su encarnación. Jesús es el verdadero Hijo de Dios, y nosotros los hijos adoptivos de Dios al recibir su Espíritu Santo.

          La festividad de hoy pretende restaurar y reavivar nuestra fe, y la conciencia de que el Padre nos ha llamado irrevocablemente a cada uno de nosotros: "Tú eres mi hijo amado", con una protección que el propio Jesús recordará más tarde: "No temas, yo estaré contigo todos los días de tu vida". San Pablo subraya esta verdad de nuestra fe, cuando dice que, "por cuanto sois hijos, Dios ha enviado a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama Abba Padre" (Gal 4, 6).

          En la fiesta del bautismo de Jesús, y de nuestro bautismo, creo oportuno recordar que el papa Francisco I ha declarado este año 2024 como año de oración. Con esta acción, el Santo Padre nos invita a todos a revivir nuestra oración, y a fortalecer nuestra fe a través de una oración regular y confidencial. Así creceremos espiritualmente, y nos fortaleceremos interiormente para la celebración del año santo 2025. Como dice el Santo Padre, todos estamos invitados a esta "escuela de oración".

          Particularmente, yo invitaría a profundizar en la oración a través de la Biblia, especialmente de los salmos. Al hacerlo, seguiremos el ejemplo de María, la madre de Dios, y el ejemplo e intercesión de los santos. A través de la oración creceremos espiritualmente con Jesús, quien oró delante de sus discípulos y en diversas ocasiones explicó la importancia y el poder de la oración.

          Cuando los discípulos vieron a Jesús absorto en la oración, espontáneamente le pidieron: "Señor, enséñanos a orar". Jesús respondió a esta petición enseñándoles a rezar el Padrenuestro, así que aquí tenemos una segunda materia de meditación: el Padrenuestro, como forma de diálogo totalmente confidencial con Dios, en quien "vivimos, nos movemos y existimos".

          El papa Francisco enfatiza que la oración "es una medicina para la fe y un tónico para el alma". En efecto, sin oración nuestra fe flaqueará y se marchitará, mientras que con la oración se fortalecerán en nosotros el amor, la paz, la alegría y la esperanza. Por tanto, aprovechemos este año para descubrir que la oración es esa "perla preciosa" de la virtud divina.

          El año que comienza será también la continuación del camino sinodal. En octubre de 2023 diversos obispos del mundo se reunieron en Roma en sesión sinodal, para considerar las preguntas que allí llegaron de todas las partes del mundo. Como resultado de aquella sesión se publicó un informe de 20 capítulos, que fue enviado a todas las Iglesias locales.

          Continuemos avanzando, por tanto, por este camino de la Iglesia, que es el camino de todos nosotros. Vayamos todos juntos y en diálogo, haciendo un esfuerzo para que los obstáculos que surjan no nos distraigan sino que nos unan más todavía, en la búsqueda del camino que Dios quiere que sigamos para implantar su Reino en el mundo.

          El camino sinodal nos muestra cuán atractiva y acogedora es una comunidad viva de cristianos unidos, nos ayuda a conectar más directamente con Dios, y nos permite vislumbrar que en este mundo moderno, tan marcado por el individualismo, todavía es posible crecer en la fe, construir una comunidad de principios sólidos y avanzar amorosamente en el camino del Señor.

          Para terminar, quiero enfatizar de nuevo la importancia de la oración. Quien piensa que no necesita la oración está empobreciendo su corazón, y se está alejando de Dios y de sus allegados. La oración es la brújula que nos orienta en el camino, la que nos abre al Espíritu de Dios y la que nos hace unirnos más íntimamente al Señor.

          Queridos hermanos, al comienzo de este año 2024 os invito a abrir vuestro corazón al Espíritu de Dios, en la fuerza de vuestra vocación y dignidad bautismal. Que la virtud de la esperanza os haga ver que Dios tiene un futuro brillante para todos nosotros, que él quiere que vivamos al máximo y lo llevemos a cabo ya. Que la madre de Dios, que respondió con firme fe a la invitación de Dios, y que llamamos madre de la Iglesia, interceda por todos nosotros desde el cielo. Recibid la bendición de Dios y mi propio saludo.

.

  Act: 29/01/24         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A