La relación personal con Dios, seña del carácter católico

Wellington,.20.junio.2022
Arzob.
.John.Dew,.primado.de.Nueva.Zelanda

          Siguiendo el mandato del papa Francisco I, en octubre de 2021 establecí un equipo sinodal dentro de nuestra iglesia arquidiocesana, con el objetivo de preparar materiales para el discernimiento, involucrar a todas las comunidades eclesiales de la archidiócesis, y que todo el mundo que lo deseara pudiera participar en este proceso.

          En general, el proceso ha sido recibido con entusiasmo, y nos ha dado una sensación de esperanza de que estamos avanzando hacia una Iglesia más abierta, acogedora e inclusiva: una verdadera realización del Vaticano II. Sin embargo, también han surgido comentarios como "¿Nos van a escuchar, o no servirá para nada?". En respuesta a este interrogante, el papa Francisco nos dice que es el momento de soñar, y que los obispos estarán por la labor de hacer realidad esos sueños.

          Las encuestas que hemos ido desarrollando han arrojado cifras alentadoras, sobre todo entre el mundo juvenil y a través de los materiales que enviamos a las escuelas, que han ido involucrando a los estudiantes y sus familias. Equipos parroquiales, grupos étnicos, maestros de escuela, grupos de oración, activistas de la justicia social, jóvenes de todo tipo, grupos de mujeres, y muchos otros, se han unido para participar en el proceso de discernimiento. Y entre todos se ha formado un espacio que ha fomentado una experiencia vivificante, como nunca se ha visto.

          Muchos me han comentado que nunca habían tenido una experiencia tan profunda y personal, y de oración con los demás. Como me decía uno de ellos: "He tenido una sensación de esperanza que no había experimentado en años". O como me decía otro: "El proceso del Sínodo me ha generado amistades, me ha integrado en una comunidad y me ha abierto un panorama más amplio". Por otro lado, un grupo más pequeño expresó su profunda preocupación sobre si el Sínodo derivaría en otra desviación más de la única fe, o si vendría a diluir el verdadero catolicismo.

          En total, recibimos 237 presentaciones grupales y 395 presentaciones individuales, involucrando a más de 1.500 personas. Pero aunque estamos alentados por estos números tan alentadores, somos conscientes de que hay voces que no se escuchan, y que no se incluyen en el informe que enviaremos al Vaticano.

          En general, hemos detectado 2 necesidades básicas, sobre:

Una Iglesia multicultural. De los que participaron en el proceso del Sínodo, sólo un pequeño número eran maoríes. Este resultado refleja la necesidad de relaciones más sólidas, y una mejor inclusión de los tangatawhenua y resto de grupos étnicos en la archidiócesis, sin olvidar la identidad católica.

Una Iglesia más joven. La mayor proporción de presentaciones provino de neozelandeses mayores, y lamentablemente constatamos la relativa ausencia de los jóvenes en nuestras parroquias. Por otra parte, el alto nivel de participación de los maestros de escuelas fue significativo.

          También hemos sacado 3 líneas de trabajo, sobre:

Nuestra fe en Cristo, que es el corazón mismo de la Iglesia. Con Cristo en nuestros corazones, y con un amor por la Iglesia y por el mundo, continuaremos nuestra misión de anunciar el reino de Dios, de celebrar a Dios en nuestras vidas, de compartir nuestra fe viva, de crecer en comunidad y de trabajar para la justicia y la paz.

Nuestro hogar terrenal, al considerar la importancia de hacer del "cuidado de la creación" una parte integral de todas nuestras actividades y decisiones diocesanas, aquí, en Aotearoa y en toda Nueva Zelanda. Reconocemos que tenemos mucho que aprender, y que cada vez es más urgente dar una respuesta eficaz.

Nuestra vida en común, tanto de laicos como de ordenados, que continúan respondiendo al mensaje del evangelio. En este sentido, creemos que tenemos que cuidarnos unos a otros, servir algo más en nuestras comunidades, y ser faros de esperanza los unos para los otros.

          Otro hilo conductor de nuestra fase sinodal ha sido la necesidad de una mejor formación, a la hora de responder a los muchos desafíos que surgirán. Nuestro pueblo dijo que:

1º Necesitamos formarnos en el arte del discernimiento orante, tanto para la oración personal como para la oración comunitaria.

2º Una relación personal con Dios debe estar en el corazón de nuestro carácter católico, y esto requiere una formación más personalizada, capaz de llegar al encuentro personal con Dios, a la conversión diaria y a un estilo de vida religiosa.

3º Los jóvenes buscan respuestas a las preguntas profundas de la vida, y por eso nuestra respuesta a esa inquietud debe ser la más conectada con su mundo, ayudándolos desde ese mundo a discernir su camino en la vida.

4º La mayoría de los católicos tienen poca comprensión de la misión de los bautizados, y por eso sería muy adecuada una formación que involucrara a la gente en esa misión, desde el estudio de las Escrituras y de los documentos sociales de la Iglesia.

5º Muchos católicos guardan silencio y hablan poco de su fe en la sociedad, y por eso necesitamos abordar los temas de la parresía en el Espíritu, para encarar con mayor confianza, franqueza y valentía los desafíos de nuestro tiempo y lugar.

.

  Act: 20/06/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A