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No permitir la relajación y el relativismo
Queridos hermanos, la Navidad ha sido generalmente asociada con la creación del mundo, como consecuencia de ese hombre creado en gracia y caído en pecado. Como resultado de aquello, decidió Dios encarnarse, y curarnos misteriosamente. Así que la Navidad toca a la creación de una manera incomprensible, comenzando a lavar y sanar lo más profundo de nuestra existencia. De hecho, el cambio radical que se produce con la muerte y resurrección de Cristo hubiesen sido imposibles sin la encarnación, sin la Navidad. El Salvador tomó forma humana y aceptó todas las limitaciones de nuestra naturaleza. ¿Y por qué? En términos de ingeniería, porque el mundo vendría a ser como un condensador completamente cargado con energía dañada (de pecado), y por eso hubo de ser descargado. Cristo habría estado así entre las planchas, tomando sobre sí toda la energía maligna y transformándola en energía buena. El condensador del mundo ha vuelto a funcionar bien, pero no puede subyugar nuestra alma. Si nos unimos a él, y abrimos nuestro corazón a su presencia, su victoria sobre este mal será también la salvación de nuestra alma, y descubriremos nuestro nuevo destino, que no es ya de este mundo. Creo que la crisis del mundo actual se debe a que los cristianos han dejado de vivir por la fe, y se dedican a confesar con los labios pero sin tomarse en serio lo que dicen vivir. Sí, muchos han sido bautizados, y son muchos los creyentes. Pero la gran mayoría ha dejado de encarnar el cristianismo en el sector de lo público, y se limitan a sus oraciones o actividades de iglesia. Por eso la sociedad se ha vuelto más secularizada e irreligiosa, introduciendo leyes impías para contradecir lo más posible los mandamientos de Dios. En Letonia hay un dicho popular que dice "katolik, ale" (lit. católico, pero). Es decir, sí, soy católico, pero no estoy de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia sobre el aborto, o sobre aventuras extra-matrimoniales. Creo que esto es un escándalo, y el mayor de los peligros para que las personas crean. Ya lo dijo Jesucristo en el Apocalipsis de San Juan: "Conozco vuestras obras, y por ellas veo que no sois ni calientes ni fríos. Por eso os vomitaré de mi boca" (Ap 3, 15-16). Cuando estuve en Alemania, en 4 parroquias, con mi mal alemán preparé una serie de sermones sobre la confesión, para la cuaresma. Cuando terminé de decir el primero de ellos, me quedé sorprendido cuando una anciana se me acercó y me dijo: "Gracias, padre, por lo que dijo. ¿Por qué nuestros sacerdotes no hablan de esto?". Éste es uno de los tantos campos de tibieza en que muchos cristianos viven hoy en día, porque hay muchos más. Cada persona tiene una misión propia y única, y lo único que le impide florecer personalmente es la tibieza. En el caso cristiano, esto no es un impedimento sino un pecado. En los últimos siglos, tras la Era de la Ilustración, el énfasis filosófico comenzó a ponerse en la mente humana, a forma de decir "acepto lo que entiendo y comparto", pero no lo que no entiendo ni comparto. Es decir, que todo acabó en un "acepto lo que quiero", que es lo que hoy tenemos. La tentación más extendida del mundo actual es, por tanto, una fe sin iglesia. Es decir, Dios está en mi alma, luego ¿pará qué necesito a la Iglesia? De ahí el sí a Cristo y no a la Iglesia. Pero esto es una ilusión, porque Jesús escogió a 12 apóstoles y les asignó el pastoreo de su rebaño. Si una oveja se pastorea a sí misma, acabará siendo un mal juez de sus propios asuntos, interpretándolo todo a su favor. Jesús confió las llaves del reino de Dios al Colegio de los Apóstoles, y sólo la Iglesia tiene la autoridad para interpretar el evangelio, y actualizarlo ante una determinada situación. El crecimiento en la fe sólo es posible en el cuerpo de la Iglesia. En concreto, la eucaristía es el canal de acceso directo a la gracia de Dios, que es el único medio por el cual se puede acceder a Dios y al crecimiento en la vida espiritual. Si descuidamos nuestra vida espiritual interior, es imposible que vayamos a otros con recetas para su propia conversión. Como decía San Serafín de Sarov, "adquiere la paz dentro de ti, y miles de personas a tu alrededor se salvarán. Y cuando estés lleno del Espíritu Santo, éste fluirá de ti, y el mundo que te rodea se transformará, y hasta los demonios caerán precipitadamente". Hay estadísticas muy curiosas, sobre todos esos estados que van introducido todo tipo de relajaciones liberales. En concreto, el porcentaje de violencia entre los propios homosexuales. Estos son datos sociológicos y científicos, y la realidad muestra que casi todos los actos violentos contra homosexuales proceden de otros homosexuales, o pertenecientes a la comunidad LGBTI. Leí hace poco que en el Reino Unido una enfermera preguntó a un paciente en la sala: "¿Puedo orar por usted?", y ¡la despidieron de su trabajo! O lo que pasó en Canadá, en que una joven ha estado ya en 5 prisiones por acercarse a las clínicas abortistas y regalar una rosa y un rosario a las mujeres que van a abortar. Y en relación con el feto, ¿esto no es agresión? Incluso el propio juez se sintió conmovido por la diferencia entre las dos mujeres (la abortista y la anti-abortista), a pesar de la condena. Respecto a la eutanasia, la comisión del Sejm escuchó a 4 obispos y anuló la decisión. Pero me quiero detener en lo que se viene escuchando desde hace semanas: que las uniones entre personas homosexuales deben ser bendecidas. Al respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe dice claramente que "la Iglesia nunca puede bendecir lo que es pecado". Me gustaría felicitar a todos por las próximas y brillantes fiestas de Pascua. Queridos hermanos ortodoxos del Este, quiero desearos que brille sobre vosotros la luz de Cristo, y me gustaría recordaros un fragmento de la epístola del santo apóstol Pablo a los Filipenses: "Nuestra residencia está en el cielo, donde nuestro Señor Jesucristo transformará nuestro humilde cuerpo en uno como su cuerpo glorioso, por el cual actúa y somete todas las cosas a sí mismo" (Flp 3, 20-21). ¡Felices Pascuas! .
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