Revitalizar la unción y la vida sacramental

Acra,.6.marzo.2023
Arzob.
.John.Kwofie,.primado.de.Ghana

          Mis queridos hermanos y hermanas, os doy la bienvenida a todos a esta celebración de la misa crismal. Deseo dar la bienvenida de manera especial a mis amados hermanos sacerdotes de la arquidiócesis de Acra, con quienes comparto la responsabilidad pastoral, y a las diferentes diócesis, casas religiosas, seminarios, capellanías y establecimientos de toda Ghana. Mis palabras de bienvenida son también expresión de mi gratitud por la atención y presencia que dais al pueblo de Dios en vuestras parroquias e instituciones particulares. Que Dios os siga fortaleciendo para su servicio.

          Esta celebración eucarística nos da la oportunidad de expresar nuestra comunión sacerdotal unos con otros, mientras concelebramos con el obispo. Durante esta misa tendremos también la singular oportunidad de renovar nuestras promesas sacerdotales, y en la liturgia bendeciremos el óleo de los enfermos y el óleo de los catecúmenos, y luego consagraremos el óleo crismal.

          Usemos el aceite de los enfermos para traer fuerza y curación a las personas que sufren diversas formas de enfermedad. Algunas de nuestras personas que viven con nosotros están clamando diariamente a Dios la gracia de la salud. La enfermedad representa un gran desafío para el cuerpo humano, y a veces lo lleva a olvidar su fe o a ceder ante las súplicas de los muchos consoladores de Job que le rodean y le ofrecen soluciones aparentes. Las enfermedades, así, son capaces de llevarles a lugares a los que de otro modo no irían. 

          Permanezcamos cerca de estas personas que sufren en su fragilidad, minimicemos su dolor y liberémoslas de su enfermedad, orando por ellas y untándolas con el óleo de los enfermos. Las palabras de las Escrituras nos aseguran que la oración hecha con fe puede traer la bendición de la salud.

          Usemos el óleo de los catecúmenos sobre los candidatos que se preparan para el Sacramento del Bautismo. Se trata de un óleo que hace dos cosas a los candidatos: los prepara para recibir el Espíritu Santo y los fortalece para enfrentarse al Maligno. Enseñemos a nuestros catecúmenos, a lo largo de las catequesis, a comprender que cuando reciben el óleo catecumenal se convierten en luchadores contra toda forma de principado y dominio, del poder de las tinieblas.

          Desafortunadamente, vivimos en un ambiente donde cualquier cosa se atribuye al espíritu maligno, y en el que algunos piensan que una forma de hacer dinero es auto-proclamarse "hombre de Dios" con habilidades para expulsar al diablo. Hay estafadores y charlatanes que han entrado en la religión y están dañando la belleza del cristianismo. Incomprensiblemente, dichos estafadores tienen seguidores que los aclaman y empoderan, y por eso ellos continúan con sus prácticas charlatanas y poco ortodoxas, con fines comerciales.

          Mis queridos hermanos en el sacerdocio, ampliemos las catequesis y enseñemos a nuestro pueblo a comprender el significado de estos óleos. Cuando lo hagamos, apreciarán el valor de este aceite y lo que significa ser y vivir como cristianos.

          Usemos el óleo crismal para ungir a los recién bautizados y candidatos a la confirmación. Por medio de la unción con el óleo crismal, los bautizados se hacen partícipes del sacerdocio real y profético de Cristo. El Sacramento del Bautismo se completa así en el Sacramento de la Confirmación, cuando quienes reciben el óleo crismal se convierten en "soldados de Cristo" y "cristianos perfectos", que "dan testimonio de la muerte y resurrección de Cristo a tiempo y destiempo".

          Usamos también este mismo óleo para la ordenación sacerdotal, y por medio de él los sacerdotes son apartados del mundo e incorporados a Jesucristo, dedicados a las cosas sagradas y los servicios del Señor. El AT nos dice que los sacerdotes y profetas fueron ungidos, y quedaron convertidos en personas sagradas (1Sm 24,7; 26,9).

          Utilicemos también el sagrado óleo en la dedicación de altares e iglesias, haciendo que el edificio de la Iglesia no sea un edificio cualquiera sino una morada para el Señor, y el altar un lugar apartado para ofrecer sacrificios a Dios. La tradición del AT nos dio las instrucciones especiales sobre cómo producir tal aceite:

"Dios dijo a Moisés: Toma las especias más finas, y conviértelas en un aceite de santa unción. Con este aceite ungirás la Carpa de Reunión, el altar del incienso y de las ofrendas, las mesas, los vasos y todo lo que uses para los servicios del Señor. Santifícalos, para que sean especialmente santos y todo lo que los toque quede santificado. También ungirás a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean sacerdotes a mi servicio" (Ex 30, 22-33).

          Nuestras lecturas litúrgicas llaman nuestra atención sobre una cosa: la unción. La lectura del profeta Isaías habla de la unción del siervo sufriente: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido" (Is 61, 1). El salmo de David dice: "He encontrado a David mi siervo, y con mi óleo santo lo he ungido para que mi mano esté siempre con él, para fortalecerlo" (Sal 89, 21). El pasaje evangélico de Lucas narra cómo Jesús fue a la sinagoga, como era su costumbre, y leyó del rollo que le entregaron: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar la buena noticia a los pobres" (Lc 4, 18).

          En los tres pasajes, la unción que reciben (el Siervo Sufriente, David y Jesús) fue para capacitarlos para servir al pueblo de Dios. Fueron ungidos para ser una bendición de Dios para el pueblo, y están ungidos para "proclamar la palabra de Dios a los pobres", para "sanar a los que están quebrantados de corazón" y para aliviar a las personas en las preocupaciones y experiencias cotidianas de la vida.

          Estamos ungidos, pues, para brindar consuelo y curación a quienes sufren dolencias físicas o espirituales, y para proclamar la libertad y liberación a quienes se han encarcelado en sus creencias y prácticas supersticiosas. Estamos ungidos para llevar el consuelo de Dios a los rechazados, a los marginados, a los olvidados y a los excluidos de nuestra sociedad, y para llevar a los que lloran el "óleo de la alegría".

          Éste es nuestro ministerio bautismal y sacerdotal, y si hemos sido ungidos es para hacer efectiva la unción en los demás. Éste es nuestro deber de cristianos y sacerdotes, el de todo líder cristiano y el de todo pastor de la Iglesia. Es el deber tuyo y mío.

          Seamos conscientes de nuestras insuficiencias, sobre todo cuando nos dedicamos a las cosas de Dios y tocamos cosas que son sagradas y santas. Yo, como obispo, suplico al pueblo de Dios que siga orando por sus sacerdotes, para que serán fieles ministros de Cristo Sumo Sacerdote.

          Que esta celebración recuerde a cada uno su responsabilidad de construir la Iglesia de Dios, dondequiera que esté. Especialmente a los laicos, para que también ellos se hagan cargo de esta responsabilidad. Deseo verlos tomar parte, y expresar interés, en los asuntos nacionales, y en los que conciernen y afecten a la Iglesia.

          Me entristezco cuando surgen problemas y nuestros fieles laicos se callan como si no les importaran. Me entristece cuando los laicos pasan estos asuntos al obispo y a la Conferencia Episcopal, cuando los asuntos del mundo y la sociedad son claramente del dominio del laicado católico. Sí, vosotros no podéis hablar oficialmente por parte de la Iglesia, pero sí podéis ayudar a los obispos a darles voz en el mundo. La Iglesia no es el grupo de los sacerdotes y los religiosos, sino el grupo de todos los bautizados.

          Como bautizados consagrados, sed vosotros los centinelas de nuestra patria, al igual que el profeta Ezequiel fue designado "centinela de la casa de Israel" (Ez 33, 1). Proteged a nuestra nación en el camino correcto, haciendo vosotros mismos lo correcto mientras nosotros oramos por nuestros líderes y el cumplimiento oneroso de su deber, el cual es proteger a la madre Ghana. Oremos también para que los ciudadanos se respeten unos a otros, y sean temerosos de Dios. Mis queridos hermanos todos, oremos unos por otros por el fortalecimiento de nuestra fe, para que también nosotros podamos fortalecer la fe de aquellos a quienes servimos.

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  Act: 06/03/23         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A