¿Qué está diciendo hoy el Espíritu Santo a su Iglesia?

Belgrado,.11.septiembre.2023
Arzob.
.Stanislav.Hocevar,.primado.de.Serbia

          Amados hermanos sacerdotes y monjes, queridas monjas y hermanas de la vida consagrada, queridos creyentes y catecúmenos de la archidiócesis de Belgrado, que la gracia y la paz estén con todos vosotros.

          La semana pasada entramos con gran amor en el tiempo de cuaresma, el tiempo del ayuno, la oración y las buenas obras. Y en esta segunda semana estamos escuchando atentamente las palabras particulares que Dios nos dirige para estos momentos históricos.

          Hermanos y hermanas, la porción del rebaño de Dios en esta parte del mundo tiene una larga historia, que se remonta a los tiempos de los apóstoles. "Ven a Macedonia y ayúdanos", suplicó un macedonio al apóstol Pablo, lo cual hizo de inmediato. Hoy, esa voz de oración es escuchada por todo el cristianismo, y también es conocida por muchas más personas de este mundo. Pero somos nosotros los que necesitamos escucharlo de nuevo, como Iglesia en Macedonia que somos.

          Y también necesitamos repetirlo en relación al Santo Padre Francisco, que arde de amor evangélico hacia los pequeños y los limitados. Vayamos a su encuentro toda nuestra archidiócesis y todas nuestras familias, y junto a él repitamos la oración: "Santo Padre, ven y ayúdanos". Ayúdanos a ser fieles como Iglesia, ayúdanos a crecer y avanzar como Iglesia, ayúdanos a fijar nuestra mirada en la Santísima Trinidad, ayúdanos a llegar a ser la verdadera familia de Dios a través de un buen camino sinodal.

          Como comunidad cristiana, estamos en la etapa decisiva del Sínodo de la Iglesia. Ya hemos alineado a nuestros feligreses y comunidades con respecto a lo que el Espíritu Santo nos dice aquí y ahora. Vivimos en tiempos especiales, y en condiciones completamente diferentes a las del pasado. Y por eso hemos de ser "un solo corazón y una sola alma", a pesar de las diferencias. Sólo así permitiremos que el Espíritu Santo nos coordine, podremos testificar a Dios y seremos unos instrumentos útiles del amor actual de Dios.

          No ignoremos esta ardiente llamada de Dios al amor, ni impidamos el ejercicio de las obras de misericordia de Dios. Y para que eso no suceda, sigamos orando todos los días en la santa misa, para que la fuerza del cielo nos ilumine, nos renueve y nos una. Recemos con alegría el Rosario diario, por estas intenciones y para que los delegados del Sínodo respondan lo mejor posible al Espíritu Santo, en la búsqueda de soluciones conjuntas.

          Hermanos y hermanas, llevamos décadas escuchando los numerosos llamamientos a destruir la vida. La sociedad hipócrita de hoy enseña que pertenece a la libertad personal la capacidad de matar las vidas de aquellos que apenas han comenzado a existir. Estos conceptos sobre la visión de la vida son increíblemente horribles, y no tienen nada de satisfactorio (pues ellos están insatisfechos) ni divertido (porque ellos no son felices). Podemos afirmar que el mundo actual ha entrado en un callejón sin salida, con el fracaso llamando a la puerta.

          Por ese motivo determino hoy la celebración de una semana por la vida, del 19 al 25 de marzo, desde la fiesta de San José hasta la fiesta de la Anunciación. Durante ese tiempo, reflexionemos todos sobre esta perspectiva, y pidamos a Dios que dicha semana sirva para iniciar una nueva actitud hacia la santidad de la familia, un nuevo impulso para preparar a los jóvenes para el sacramento del matrimonio. Coronaremos nuestra defensa de la vida con una peregrinación a Skopje, donde nació Santa Teresa de Calcuta.

          La sacralidad matrimonial no fue devastada por el pecado original ni por el diluvio, y Jesús elevó la realidad de la vida matrimonial al nivel de sacramento. Además, él quiso hacerse humano en el seno de una familia humana, y sólo las familias auténticas garantizan el futuro. Así que recemos a la Sagrada Familia, para que entre nosotros florezca una genuina vida familiar y para que las parejas que se preparan al matrimonio lo hagan desde el profundo amor conyugal.

          Mis seres queridos, estas llamadas son urgentes, y nos ofrecen una gran oportunidad para fortalecer la misericordia y hacernos capaces de celebrar adecuadamente la Pascua. Con este deseo os bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

.

  Act: 11/09/23         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A