No tener miedo a las diferencias enriquecedoras

Moresby,.4.julio.2022
Arzob.
.John.Ribat,.primado.de.Papúa

          La Biblia hebrea, o AT, es una larga historia que narra la fidelidad de Dios a su pueblo. Aunque es el NT el que nos dice muchas más cosas acerca del amor de Dios hacia todos nosotros. Porque él no sólo se quedó con nosotros en un ambiente espiritual y comunitario, sino que permitió que su propio ser, el Verbo divino, se convirtiese en carne y pusiese su vivienda entre nosotros, para que todos nosotros pudiéramos así contemplar su gloria, su gracia y su verdad.

          Así que ahí está: Jesús vino a ser como nosotros, y vino a hablar de Dios de una manera nueva. Vino a revelar el amor de Dios de una manera nueva, y vino a sacrificarse por nosotros de una manera nueva. Todo esto es diferente a lo que vivió el pueblo del AT, y cuanto más tratemos de entender la grandeza de este amor de Dios (para con todas sus criaturas), más apreciaremos todo lo que pasó en esa encarnación del Verbo de Dios.

          La encarnación de Jesucristo, o ese hacerse Dios hombre, nos muestra muy claramente que Dios está lleno de amor, de compasión y de misericordia para todos los seres humanos, y que Dios es un Padre amoroso de todos, misericordioso con todos y perdonador de todos. Él quiso asumir todas las diferencias de nuestra condición humana, y no tuvo miedo a la hora de asumirlas. Nuestro desafío no es sólo celebrar bien este misterio de la encarnación, sino experimentar con alegría todas sus consecuencias, sin pasar por alto ninguna de ellas.

          Sí, Jesús está con nosotros. Y el misterio de su encarnación sigue vivo, como ese Dios que quiere ser parte de nuestras vidas, poniéndose de nuestro lado y animándonos en todo momento. Pero ¿cómo voy a vivir yo esa gracia de la encarnación ¿O cómo voy a mostrar que estoy de parte de ese misterio salvador, tan diferente y tan enriquecedor?

          A los servidores públicos os diría: sed fieles a vuestro nombre, cuya función os convierte en siervos del pueblo. A nuestros policías y fuerzas de defensa os diría: velad por que se respete la ley con dulzura, y proteged bien a las personas y sus tierras. A la gente de negocios, y a los que venden en el mercado, os digo: no sobreprecieis los bienes que vendéis. A los trabajadores médicos os diría: dad siempre una bienvenida a los enfermos, y ofrecerles la mejor atención posible.

          A los padres os diría: aseguraos de que vuestros hijos están protegidos y bien cuidados. No os paséis el día bebiendo, ni en juegos u otros comportamientos pecaminosos. Y no os mantengáis distantes con vuestros cónyuges. A vuestros hijos les diría: amad y escuchad a vuestros padres, y sabed que Jesús os ama y es vuestro amigo. A los jóvenes os diría: quedaos cerca de vuestras familias, compartid vuestros talentos, dad vida a los demás e involucraos en las comunidades de la Iglesia.

          A la gente en general os digo: dejad de engañar, de robar y de amenazar. Manteneos alejados de las prácticas de la hechicería y la brujería. Sed fieles a vuestro bautismo, y convertios en miembros activos de la Iglesia, contribuyendo a la vida de la comunidad. A los obispos, sacerdotes y líderes de iglesias os digo: enseñad y predicad con el ejemplo, sed sencillos y abiertos, estad cerca de vuestro pueblo y no tengáis miedo a las diferencias. Jesucristo vino a servir, y no a ser servido.

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  Act: 04/07/22         @primados de la iglesia            E D I T O R I A L    M E R C A B A     M U R C I A