19 de Enero

San Knud IV de Dinamarca

Arzob. de Madrid
Mercabá, 19 enero 2025

Semblanza

         Nació el 1040 en Aarhus (Dinamarca), como hijo natural de Sven II de Dinamarca y futuro rey absoluto de Dinamarca (a partir de 1080), tras el breve reinado de su hermano Harald III de Dinamarca. Desde joven, destacó el príncipe Knud por sus dotes de valentía en la lucha, y ansias de conquista y dominación de territorios. En ese sentido, pelea contra los piratas (que destrozaban las costas del reino) y logra limpiar los mares, así como sale vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos.

         De esta manera, comienza a crecer en el pueblo la estima por el príncipe Knud, mientras su hermano se hace de forma fraudulenta con las riendas del reino, apoyado por una nobleza que prefería un rey flojo y estúpido, antes que el legítimo a la corona. No obstante, Harald muere al poco de reinar, y accede Knud al trono para regocijo del pueblo. Y como suele suceder en un rey, se casa Knud IV con Adela de Flandes (hija de Roberto II de Flandes), de quien tuvo a Carlos el Bueno. 

         Kund IV de Dinamarca se esfuerza, desde el 1º día, por restablecer las buenas costumbres de Dinamarca, y para que ésta no caiga en los tropiezos del paganismo que ya habían sufrido algunas naciones vecinas. Así, purga al pueblo de vicios y desórdenes, dota a la Iglesia de las herramientas necesarias para la expansión de la fe y trabaja infatigable en la inyección de celo evangelizador en el clero.

         A nivel exterior, guerrea Knud IV contra Estonia y añade a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia, enviando inmediatamente a dichos territorios misioneros daneses, que evangelizasen a los habitantes paganos de aquellas tierras y se empleasen en la construcción de templos y  monasterios. Y dispone los nuevos territorios con leyes humanas, sabias y prudentes.

         A nivel interior, hace casas para los menesterosos, construye hospitales, entrega todo su tesoro personal a los pobres e impone el diezmo nacional para las tareas eclesiales, entrando en conflicto directo con la nobleza danesa. Por otro lado, intenta desarraigar del pueblo la costumbre de atribuir a los pecados de los clérigos la causa de las calamidades naturales (que periódicamente afligían al pueblo, como las enfermedades y catástrofes climatológicas).

         A nivel personal, Knud IV adopta actitudes penitenciales, y muestra una piedad grande que le lleva no sólo a invadir y conquistar Inglaterra, sino a traer de allí las reliquias de San Albano. Entre dichas actitudes del monarca, destacó su amor y veneración por la eucaristía, siendo capaz de dejar a los pies de Cristo crucificado su espada, su corona y sus insignias reales, con el peligro nacional que eso suponía.

         Pero el rey Knud IV es traicionado por su hermano Olaf (futuro Olaf I de Dinamarca), y un día que Knud asiste con sus leales a la misa en Odense (en la isla de Funen, en la Iglesia de san Albano), los rebeldes (capitaneados por Blacon) rodean la Iglesia y, tras la comunión, prenden el monarca. Allí muere el rey Knud IV de Dinamarca, asaeteado y perdonando a sus enemigos, y a su hermano usurpador Olaf. Fue un 10 enero 1087, y muy poco después es canonizado (ca. 1100), reconociendo el papa Clemente X su culto para toda la Iglesia universal, para el día 19 de enero.

         En nuestra época, puede resultarnos extraña la figura de un santo rudo, peleón e invasor de tierras extrañas, así como exigente sin contemplaciones. Parece convencernos más su bondad con los pobres, su compasión con el débil, su piedad y penitencia. Pero él hizo lo que pudo para ser leal con su reino, bueno con su pueblo y fiel con la Iglesia. Y eso era lo que le pedía aquel s. XI escandinavo, oscuro tiempo de nuevas tribus bárbaras y constantes turbulencias organizativas.

 Act: 19/01/25     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A