22 de Abril

San Sotero I papa

Bernardino Llorca
Mercabá, 22 abril 2024

         Nació el 103 en Fondi (Campania), siendo muy pocas las noticias que conocemos sobre su vida y pontificado. Las principales son las contenidas en el Liber Pontificalis y en la Historia Eclesiástica de Eusebio. Pero lo poco que conocemos, unido al fondo de la situación eclesiástica de aquel tiempo, nos permite reconocer en este papa a uno de los más típicos representantes del s. II.

         En efecto, a la muerte de Aniceto I (ca. 165), fue Sotero I el que le sucedió en el trono pontificio (ca. 166), en un tiempo en que la Iglesia se debatía contra diversas clases de enemigos. El Liber Pontificalis nos da de él 2 noticias en particular. La 1ª es que prohibió a las mujeres tocar los sagrados corporales y quemar incienso en las congregaciones de los fieles. La 2ª se refiere a su actividad jerárquica, en la que ordenó a un buen número de sacerdotes, diáconos y obispos (11), a los que destinó a diversos territorios.

         Por lo que a esto último se refiere, se deduce claramente la actividad de Sotero I en el desarrollo creciente de la Iglesia, en una decidida intervención frente a las herejías del tiempo (sobre todo frente al al montanismo, que trataba de dar a las mujeres una excesiva participación en las actividades litúrgicas).

         Efectivamente, durante el pontificado de Sotero I tuvo en el Oriente mucha resonancia el movimiento herético promovido por Montano, que anunciaba como próximo el fin del mundo. En consecuencia, debían todos prepararse con una vida perfecta y con rigurosa penitencia.

         Para ello prescribía Montano una serie de ayunos y proclamaba algunos principios extremadamente rigoristas, sobre todo que debían vivir una vida pura y sin pecado, pues si cometían alguno, sobre todo de los más graves, no podrían obtener el perdón, ya que los pecados más graves son imperdonables, pues la Iglesia no tiene poder para perdonarlos. Esto es lo que constituye la base de aquel rigorismo exagerado, defendido poco después por Tertuliano y Novaciano.

         Ahora bien, para la propaganda de esta ideología rigorista utilizó Montano la colaboración de 2 mujeres muy influyentes (Maximila y Priscila) y del resto de mujeres, más asequibles a este género de predicación (en franca oposición con las antiguas enseñanzas y prácticas de la Iglesia).

         La nueva tendencia rigorista de Montano sembraba la confusión y la angustia entre los fieles, al no poner limitación ninguna al poder de perdonar los pecados. Y contra ella procedió, con energía, Sotero I. En 1º lugar rechazando todo rigorismo exagerado en el seno de la Iglesia, y en 2º lugar aclarando el principio imperdonabilidad de los pecados graves. Respecto a la excesiva intervención de las mujeres en la liturgia, publicó las prescripciones indicadas por el Liber Pontificalis, en su empeño por defender la doctrina católica que la Providencia le había encomendado.

         El historiador Eusebio de Cesarea nos expone otro lado muy característico de la actividad de Sotero I: su espíritu de caridad para con los pobres y necesitados, y los esfuerzos que realizó en socorrerlos y ayudarlos por todos los medios posibles. Con ello no hacía sino continuar la tradición de la primitiva Iglesia de los apóstoles, pero acentuando todavía más el que todos fuesen "un corazón y un alma", y aquello de que "todas las cosas era comunes" y se ponían a los pies de los apóstoles, para que se distribuyeran entre los necesitados.

         Del espíritu de caridad de Sotero I da testimonio un fragmento de una Carta a los Romanos escrita por el obispo San Dionisio de Corinto, y transmitido por Eusebio en su Historia Eclesiástica:

"Desde los principios de la religión vosotros introdujisteis la costumbre de llenar de varios beneficios a vuestros hermanos y de enviar los necesarios socorros y medios de vida a muchas iglesias establecidas en cada ciudad. Así vosotros remediáis la pobreza de los necesitados y suministráis lo necesario a los hermanos que trabajan en las minas, conservando, como buenos romanos, las costumbres romanas de vuestros mayores. Y vuestro obispo Sotero no sólo conservó esta costumbre, sino que aún la mejoró, suministrando abundantes limosnas, así como consolando a los infelices hermanos con santas palabras y tratándolos como un padre trata a sus hijos".

         No conocemos cómo respondió Sotero I a esta cariñosa carta del obispo de Corinto a los romanos. En cambio, sabemos que esta respuesta fue leída con particular respeto y veneración en la Iglesia de Corinto, según testifica el mismo Dionisio, es decir, "como lo han hecho con la carta de Clemente". Precioso testimonio de cómo en este tiempo era respetado en las iglesias particulares el obispo de Roma y cómo el primado romano estaba en pleno ejercicio. "De este modo (termina el obispo de Corinto) haremos acopio de las mejores lecciones".

         Por otro lado, el gobierno de Sotero I cayó de lleno en el reinado de Marco Aurelio (161-180), siendo por tanto testigo (y víctima) de los diversos chispazos de persecución de esa época, en que murieron algunos insignes mártires. Asistió Sotero I, por tanto, al martirio del gran apologeta San Justino (denominado el Filósofo), a los numerosos martirios de fieles de Lyon y Vienne, al martirio del obispo San Potino, de los diáconos Santo y Atalo, de la esclava Blandina, del niño Póntico y de otros 40 mártires más.

         También Sotero I, según refiere la tradición, fue víctima de esta persecución imperial, aunque no se conoce ningún detalle de su martirio. Los martirológios más antiguos incluyen su nombre entre los mártires, concluyendo que su martirio ocurrió el 22 abril 175. Semejante oscuridad reina respecto del lugar de su sepultura.

         Algunos le suponen autor de una Carta sobre la Encarnación. Pero la crítica no la reconoce como auténtica. Menos consistencia tiene todavía la noticia que le hace autor de un Tratado contra Montano. En cambio, todos están conformes en ponderar su entereza y energía en la defensa de la verdad y de la tradición católica, su eximia caridad con los necesitados, y la extraordinaria empatía que mostró con los cristianos que iban siendo martirizados.

 Act: 22/04/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A