26 de Noviembre

San Juan Berchmans

Consuelo Lozano
Mercabá, 26 noviembre 2024

         Nació en 1599 en Diest (Bélgica), hijo de un curtidor de pieles (Juan) y de una buena cristiana (Isabel). Un matrimonio que tuvo 5 hijos, de los que 3 se consagraron al Señor. Y en en que muerta la madre de forma prematura, también el padre decidió ordenarse sacerdote.

         Juan fue el ángel del hogar, y fiel ayudante de su madre. Inició sus estudios en el Seminario de Malinas, entró posteriormente en el noviciado de los jesuitas de Malinas, y más tarde pasó a Roma. Lugares en los que Berchmans se distinguió por su candor, en el estudio y la piedad.

         Su devoción a la Virgen era proverbial. Sentía hacia ella un cariño tierno, profundo, confiado y filial. Como él mismo decía, jocosamente: "Si amo a María, lograré perseverar en la vocación, alcanzar cuanto emprenda y lograr la salvación; es decir, seré todopoderoso". Y a ella dedico diariamente su Coronita de 12 estrellas.

         Pululaban por entonces los errores de Bayo, catedrático de Escritura en Lovaina que afirmaba que María había sido concebida en pecado. Los teólogos Belarmino y Francisco de Toledo habían intervenido para esclarecer la verdad, pero fue el teólogo Juan de Lugo quien atribuyó el movimiento a favor de la Inmaculada a las oraciones de Berchmans. De hecho, en el ultimo año de su vida, Berchmans se había comprometido, tras firmarlo con su propia sangre, a "afirmar y defender, dondequiera que se encontrase, el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María".

         El mismo Lugo insiste en que el decreto de 24 mayo 1622 se había conseguido por la influencia sobrenatural de Juan Berchmans, aunque oficialmente estuviese documentado bajo las constituciones de Sixto VI, Alejandro VI, Pío V y Pablo V. No a nivel de dogma excomulgatorio, pero sí a nivel de mandato severo, de que "nadie, ni de palabra ni por escrito, se atreva a afirmar que la Santísima Virgen María fue concebida en pecado". Y se solemniza la fiesta de la Inmaculada.

         Los santos han practicado en grado heroico todas las virtudes, pero se han distinguido por alguna de ellas. Berchmans, sin embargo, deseaba practicarlas todas por igual. Su obsesión, su locura de santo, era la fidelidad en observar perfectamente sus obligaciones, sin excusas ni escapismos, en consonancia con ese proverbio jesuítico de que "la virtud mas eminente es la de hacer, sencillamente, lo que tenemos que hacer".

         Aparentemente no hacía Berchmans nada llamativo, pero siempre vivió, como él mismo decía, "apasionado por la gloria de Dios, trabajando sin perder la más pequeña parte de mi tiempo, siendo mi mayor penitencia la vida común".

         Hacía cada cosa en su momento, y lo sobrenaturalizaba. Cuando había que orar, decía, "ora con todo amor"; cuando había que estudiar, decía, "estudia con toda ilusión"; cuando había que practicar deporte, decía, "practícalo con todo entusiasmo". Y siempre con el mayor amor posible, en cada instante del programa diario. Eso sí, todas las cosas las hacía con la mirada puesta en el apostolado, y en las almas a él encomendadas.

         "Mi mayor consuelo (decía Berchmans al morir, con 22 años), es no haber quebrantado nunca, en mi vida religiosa, regla alguna ni orden de mis superiores, a sabiendas o advertidamente, y el no haber cometido nunca un pecado grave". Alto y recto. San Juan Berchmans es patrono de los que se preparan para el sacerdocio. Murió el 13 agosto 1621, y sus ultimas palabras fueron: "Jesús, María".

 Act: 26/11/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A