28 de Marzo

San Sixto III papa

Arzob. de Madrid
Mercabá, 28 marzo 2024

         Fue elegido papa a la muerte de Celestino I (ca. 432), y ocupó la sede de Pedro a lo largo de 8 años muy llenos de exigencias.

         Durante su vida se vio envuelto, de modo casi permanente, en la lucha doctrinal contra los pelagianos, siendo uno de los que 1º detectó el mal y combatió la herejía (que había de condenar al papa Zósimo I). De hecho, Sixto III escribió 2 cartas sobre este asunto a Aurelio (obispo que condenó a Celestio en el Concilio de Cartago, y al mismo San Agustín). En efecto, se libraba en la Iglesia la gran controversia sobre la gracia sobrenatural, y sobre su necesidad (tanto para realizar buenas obras como para conseguir la salvación).

         Pelagio fue un monje procedente de las Islas Británicas, que había vivido en Roma varios años y que allí se había ganado la admiración de muchos por su vida ascética y su doctrina de corte estoico (según la cual el hombre es capaz de alcanzar la perfección por el propio esfuerzo), en la que la ayuda de Dios quedaba recluida a sus labores extrínsecas (buenos ejemplos, orientaciones y normas disciplinares...), pues lo que importaba era la voluntad humana (o voluntarismo).

         Además, dicha herejía (la pelagiana) llevaba aneja la negación del pecado original, y rechazaba por ello la intrínsecamente necesaria redención de Jesucristo, para salvarse. De ahí que los pelagianos defendiesen la ineficacia sacramentaria, y armasen todo un barullo doctrinal en torno a principios totalmente filosóficos, y para nada teológicos.

         Y no fue sólo eso. Pues el nestorianismo acaba de ser condenado en el Concilio de Efeso (ca. 431), y aunque su doctrina equivocada sobre Jesucristo (compuesto de persona humana y persona divina, completamente separadas) había sido condenada y desarmada, sus seguidores nestorianos todavía seguían coleando, sobre todo en Antioquía (patria de Nestorio) y Constantinopla (sede de Nestorio), reclamando a Roma la vuelta a sus funciones de Nestorio (desterrado al Monasterio San Eutropio de Antioquía).

         Llovían a Sixto III, por tanto, las calumnias de sus detractores. Hasta que el propio emperador Valentiniano (y su madre Plácida) decidió ponerse de su lado, e impulsar un gran concilio que le devolviera la fama y la comunión eclesial. Según parece, el alborotador Baso murió arrepentido de sus calumnias al papa, y perdonado por el propio Sixto III (que le atendió espiritualmente al final de su vida, y le reconfortó con los sacramentos).

         Poco antes de su muerte, Sixto III decidió atender al resto de sus tareas pontificias, y el año 440 se empleó a fondo en las tareas de reparación y ennoblecimiento de las antiguas Basílica de Santa María la Mayor, Basílica de San Pedro y Basílica de San Lorenzo.

 Act: 28/03/24     @santoral mercabá        E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A